Extrañas criaturas

Como es habitual, de mayo a diciembre la península es visitada por numerosos viajeros deseosos de ver las ballenas francas australes. Y a la cita no faltan estos increíbles mamíferos que todos los años se acercan al golfo para dar a luz a sus crías.

Lo que sí es extraño, y rara vez se puede contemplar, son los ballenatos blancos. Hay que estar en el momento justo, en el lugar indicado. Uno de los afortunados fue nuestro fotógrafo, Jorge, que se encontraba con su cámara realizando una producción fotográfica a bordo de una lancha de avistaje. Allí estaba: un joven ballenato blanco que se distinguía del grupo de ballenas.

A diferencia de lo que se cree, estos ejemplares no son albinos; para que se dé esta condición, deben cumplirse determinadas características que no son comunes en las ballenas francas.

En realidad, la apariencia blanquecina en esta especie se da por la falta de pigmentación en la piel que hace que la epidermis refleje la grasa que posee el animal; esto lo hace llamativamente blanco. Con el transcurso de los años, muchos de estos ejemplares dejan de ser blancos para adquirir un color marrón claro, pero nunca llegan a tener el tono oscuro de sus pares.

El Dr. Roger Payne, fundador y presidente del Instituto de Conservación de Ballenas, en sus investigaciones sobre la población de cetáceos que visita la península ha catalogado y censado varios de estos ejemplares blancos de ballena franca austral en distintas temporadas.

Ajeno a sus singulares características, el ballenato que fotografiaba Jorge jugaba con su madre y ofreció un verdadero show a los espectadores.