Caleta Valdés, por su condición geográfica específica, es el apostadero de mayor diversidad de mamíferos marinos y cuenta con deslumbrantes miradores para observar sus formas de vida.
Península Valdés tiene mil y un atractivos a lo largo de su contorno de playas sobre el océano Atlántico. Caleta Valdés es uno de ellos y por la excelente biodiversidad de su fauna marina nos interesó visitarla.
La reserva provincial Caleta Valdés fue creada en 1983 a fin de proteger el área natural de cría de elefantes marinos y pingüinos de Magallanes.
“¿A que se debe que las mamíferos marinos utilicen este sitio para llegar y albergarse por varios meses?”, nos preguntamos como turistas curiosos. Nuestro guía nos informó que esa caleta es una lengua de tierra sólida de 30 kilómetros en sentido norte/sur compuesta de tierra, arena y canto rodado. Sirve de cierre a una laguna conectada con el océano a través de una pequeña salida, por la que recibe agua de mar de acuerdo a las pleamares y bajamares. Existen varias islas que también sirven de vivienda a los elefantes marinos cuando cumplen con una parte vital de su ciclo reproductivo.
Altos y abruptos acantilados les dan la tranquilidad que necesitan para llegar durante el mes de agosto de cada año, primero los machos y luego las hembras. Se retiran en noviembre, luego de preñar a esta últimas.
Pero los elefantes marinos no son los únicos que habitan en esa franja de estepa patagónica. Las playas protegidas del mar y los vientos también son ámbito propicio para los pingüinos de Magallanes, lobos marinos y las aves marinas y costeras. Los primeros construyen sus cuevas sobre la misma caleta y su principal enemigo es la orca, que aprovecha la tranquilidad del hábitat para tomarlos por sorpresa.
Recorriendo la ruta que une los distintos miradores, pudimos apreciar desde lo alto las distintas familias de mamíferos marinos que, en conjunto, brindan un espectáculo inigualable. Algunos son verdaderas moles que superan la tonelada de peso, que se extienden a tomar sol o presentan pelea a otros machos por el solo hecho de ganar a las hembras o cuidar del territorio. Fue un recorrido intenso que dejó en nosotros un recuerdo imborrable.