Bandurria, ave insignia

En el área urbana, eligen los terrenos con césped liso y bien regado a los que dan ornamento y vida.

La bandurria es un pájaro de gran belleza y andar cansino que gusta de pasearse por ambientes húmedos. En San Martín de los Andes ya forma parte del entorno y hasta fue elegida su ave honorífica.

Conocimos la bandurria en nuestros paseos por la Patagonia pero recién cuando nos alojamos en una hostería de San Martín reconocimos sus peculiaridades. Las vimos merodear por el parque, coquetear entre ellas y emprender vuelo muchas veces sin demasiada preocupación por los Homo sapiens.

Su cuerpo está recubierto por plumas superpuestas de distintos colores que, cuando se mueven, aparecen por capas con distintos brillos. Varias gamas de grises, color imperante, recubren la zona de las alas y el pecho. Cabeza y cuello son más claros, en tonos blanco y canela, y sobresalen sus ojos rojos y su largo pico fino y curvo característicos.

Aparecen de a dos, de a tres o más y notamos que les gusta picar el suelo húmedo para encontrar lombrices e insectos, que son la base de su alimentación. Pueden pasar un largo rato caminando hasta encontrar lo que buscan, mientras emiten un sonido grueso y muy fuerte, como si se comunicaran entre sí.

  • Ave símbolo de la ciudad

    Ave símbolo de la ciudad

  • La envergadura de sus alas

    La envergadura de sus alas

  • No pasan desapercibidas

    No pasan desapercibidas

  • Parecían espiarnos ellos a nosotros

    Parecían espiarnos ellos a nosotros

  • Su presencia imponente

    Su presencia imponente

  • Eligen los terrenos con césped liso y bien regado

    Eligen los terrenos con césped liso y bien regado

Cuando deciden emprender vuelo no pasan desapercibidas; la envergadura de sus alas les permite elevarse y perderse en el cielo en pocos minutos. No se van lejos, ya que anidan en árboles cercanos. A su vez, cuando descienden su planeo es elegante y preciso.

Indagando un poco más, nos impactó algo que nos contaron. La comunidad sanmartinense, en una compulsa organizada por los observadores de aves, decidió con su voto que la bandurria sería el ave insignia de la ciudad, por detrás del martín pescador, el picaflor, el pájaro carpintero y otros.

Cada día esperábamos que aparecieran en el jardín estos personajes alados que ya sentíamos familiares, para que nos deleitaran con su actividad. No nos sorprendió verlos parados sobre la cima de los techos, desde donde parecían espiarnos ellos a nosotros, oteando quizá los mejores verdes. Así es su presencia imponente.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

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