San Rafael desde el aire

La zona de Valle Grande y Cañon del Atuel es ideal para visitar cualquiera sea el momento del año elegido. Cuando llega un turista, una de las actividades que más despierta interés es volar en parapente.

Desde los alrededores de Valle Grande se logra suficiente altura para admirar toda la región volando y cuando hay condiciones térmicas, la altura ganada nos permite subir hasta admirar la belleza de la propia ciudad sanrafaelina y de sus principales atractivos turísticos.

Lo cierto es que, cualquier persona sin experiencia, puede vivir acompañada de un instructor la libertad de quedar suspendido en el aire mendocino.
Por esto no es extraño, que tanto en primavera como en verano, y cuando las condiciones climáticas son óptimas, el Cerro Victoria en Valle Grande es el lugar ideal para encontrar a todos los hombres-pájaros que esperan el momento exacto para iniciar un vuelo.

Para quienes nunca han volado, el bautismo de vuelo se realiza con parapentes biplazas (tándem) que permiten que el instructor haga todo y los pasajeros disfruten del vuelo sin hacer nada, incluso dedicándose a sacar fotos para recordar esta bella experiencia.

San Rafael posee un grupo de montañas y laderas perfectas para iniciarse en el vuelo libre.
Las condiciones orográficas y térmicas que se dan en estos cielos mendocinos resultan ideales para volar en parapente, no sólo para aquellos que desde hace años dominan la técnica del vuelo, sino también para los alumnos que han decidido realizar un curso de iniciación y están realizando sus primeros vuelos.

San Rafael cuenta con suaves laderas ideales para los recién iniciados. Los instructores se encargan de trasmitir a los alumnos los conocimientos básicos para realizar sus primeros vuelos: desde cómo se debe inflar la vela, correr al punto elegido y comenzar el vuelo hasta cómo desarrollar una técnica correcta para enfrentar las ascendentes y descendentes que influyen una vez que estamos volando.

Los aterrizajes, por su parte, no son para nada bruscos. San Rafael y sus alrededores, poseen una extensa cantidad de faldeos y campos que permiten que los menos experimentados puedan volver a tocar tierra sin ningún tipo de dificultades y sin correr riesgo de accidentes.