Dejamos que acariciaran nuestra piel con aceite de oliva y sentimos los beneficios de sus extractos naturales.
En nuestra visita a la más antigua productora de aceitunas y de aceite de oliva, nos contaron de las aplicaciones de extractos de olivo sobre la piel.
En el hotel donde nos alojamos en San Rafael, teníamos la oportunidad de unir el deseo a la acción. Al trasponer la puerta del spa, nos recibió un ambiente armonioso, con mucho verde, música suave y un aroma que nos envolvió gratamente. Una charla compartida con la directora del spa, Elizabeth Camacho, fue el punto de partida de la excelente experiencia de encontrarnos a nosotros mismos, cuidarnos y aumentar nuestro tono vital.
Nos mostraron un área de hidroterapia con diferentes tipos de baños y otra de masoterapia y reflexología, en las cuales distintas técnicas permitían una relajación profunda. Para nosotros, lo más novedoso fue la olivoterapia, que basa sus terapias antiestrés y antioxidantes en el uso del aceite de oliva extra virgen. Se utiliza el de la primera prensada y sus extractos esenciales.
Nos invitaron a ponernos nuestras batas blancas y durante dos horas el mundo se detuvo, olvidamos nuestros celulares y nos entregamos a las técnicas propuestas.
Aprendiendo técnicas milenarias
Con su voz suave, Elizabeth nos dijo que todo parte del principio de aunar belleza con salud y equilibrar el cuidado interno con el externo. La filosofía actual es la utilización de medios naturales para lograr esa armonía.
El uso del aceite de oliva tiene su origen en la Antigüedad. Griegos y turcos lo utilizaban con fines varios. Al contar con dicho elemento en la región, Elizabeth estudió qué efectos tendría el aceite de oliva sobre la piel.
En forma intuitiva primero y con apoyatura de análisis formales específicos después, llegó a la conclusión de que el valor nutriente de la oliva era altísimo y ningún tipo de piel lo rechazaba.
En el spa, el tratamiento con aceite de oliva comienza con una hidroterapia con agua caliente y sales. Eso produce una vasodilatación de los poros y la exfoliación de la capa córnea de la piel, dejándola libre de restos o detritos.
Ya en la bañera, un suave aroma a menta se percibía en el aire y durante media hora disfruté del suave burbujeo de los chorros de hidromasaje que lograron el relax y prepararon mi cuerpo y piel para el paso siguiente.
Refugio para el descanso
Percibí esa cuota de bienestar y armonía de la cual me habían hablado. Realicé unos minutos de relax sobre un sillón mientras bebía un té de hierbas y agua mineral. Todavía me esperaba lo más placentero y beneficioso.
La nutrición de la piel se realizó a partir de un proceso natural de biocosmética. Se utiliza extracto de oliva a partir de sus hojas y ramas finas que ofrecen alto contenido de vitamina E y los polifenoles de la aceituna. Allí, se suman la acción tónica y la cicatrizante.
Ya ubicada boca abajo en la camilla y con una sensación de haber dejado en la bañera una parte del cuerpo, se inició el masaje. Después de una hora, las manos expertas del kinesiólogo y el óleo hicieron que cada centímetro de mi piel sintiera los beneficios de esa aplicación.
Así como en Centroamérica utilizan palta, guayaba, papaya o chocolate, en el sur de Mendoza la vinoterapia y la olivoterapia se han impuesto basándose en la riqueza de los elementos que componen esos frutos: la uva y la aceituna.
Los tratamientos faciales se realizan luego de un análisis del tipo de piel del paciente. Le sigue una buena exfoliación profunda realizada con cremas, un rociado con extractos de olivo y la colocación de una máscara.
Mirarnos al espejo con cariño
Luego de un breve reposo para que los nutrientes de barro mineral y el óleo penetren en la piel, sigue un masaje relajante con extractos de olivo y almendra. Esto da brillo y lozanía a la cara, cuello y escote.
A diario, una gota de aceite de oliva aplicada sobre el rostro le brinda protección frente a factores ambientales externos y permite una buena regeneración. ¡Qué lección!
Tomamos té, fruta y mucha agua mineral mientras nos dejábamos “mimar” y nuestras tensiones y rutina quedaban atrás.