La localidad de Tilcara está ubicada en el corazón de la quebrada de Humahuaca, distante 85 kilómetros de San Salvador de Jujuy. Un lugar donde arqueología, antropología y turismo se vuelven la misma palabra.
Antes de la llegada del hombre blanco
Como la mayoría de las poblaciones del norte argentino, Tilcara no tiene una fecha de fundación escrita en los libros o documentos de la época. Su historia data del período prehispánico, toda la región era el lugar de asentamiento de diversas culturas que tenían filosofías de vida propias y, muchas veces, diferentes entre sí.
Estos pueblos eran sedentarios y se dedicaban a la agricultura y a la crianza de animales. La llegada del hombre blanco trajo consigo cambios radicales. Sin embargo, muchas de las costumbres y creencias pasadas hoy son sentido común en los habitantes del lugar, los tilcareños.
Tilcara se encuentra a 2.465 metros sobre el nivel del mar y a la vera del río Grande, a escasos metros de la ruta nacional 9. Su plaza principal, dedicada en homenaje al coronel Manuel Álvarez Prado, es el centro de reunión y encuentro de todo el pueblo, así como también un paseo permanente de artesanos locales y de toda la quebrada de Humahuaca que ofrecen a los visitantes una extensa variedad de productos y recuerdos.
Rodeada por pequeños restaurantes, cafés y talleres artesanales, además de por la municipalidad local y el Correo Argentino, la plaza durante las noches de verano es centro de diversas guitarreadas, recitales y peñas que desde la última década han bautizado acertadamente a este mes como el “enero tilcareño”.
La fama de pueblo festivo ha pasado acertadamente de boca en boca. Todos los veranos miles de turistas disfrutan de los festejos de la Chicha, de la Pachamama y, por supuesto, del famoso carnaval tilcareño que se festeja durante todo el mes de febrero.
La iglesia local, Nuestra Señora del Rosario de Tilcara, ubicada frente a la Plaza Chica, es otro de los atractivos que no pueden dejar de visitarse y que congrega a miles de fieles durante la celebración anual de la Semana Santa.
Donde la historia vive el hoy
Tilcara es considerada la capital arqueológica del Norte argentino, tanto por la gran cantidad de objetos que permanecen en sus suelos todavía, como por todos aquellos materiales arqueológicos que fueron recuperados y que se dieron a conocer al publico en general.
El ejemplo más elocuente de esto fue la recuperación del Pucará (fortaleza), que permite entender y adentrarse en el mundo de nuestros antepasados. Como si el tiempo no hubiese transcurrido nunca.
Pero Tilcara también es sus museos que en todos los casos vale la pena visitar. Frente a la plaza principal se encuentra el Museo Regional “José Antonio Terry”, donde se exhiben pinturas no sólo de este gran pintor sino también de innumerables artistas de la región que sintetizan de manera perfecta la luz creadora de este rincón del país. Otro museo que merece visitarse es el Museo de Escultura “Ernesto Soto Avendaño”, donde se exhiben las mejores esculturas de quien da nombre al lugar. El Museo de Bellas Artes “Fundación Hugo Irureta” fue creado en el año 1987 y tiene como objetivo promover el arte y las culturas del Noroeste argentino. Vale la pena conocerlo. El Museo Arqueológico “dr. Eduardo Casanova”, ubicado frente a la plaza principal, esconde en su interior una excelente y variada muestra de los materiales más representativos de la cultura prehispánica andina boliviana y de la cultura diaguita. Este museo forma parte del Instituto Interdisciplinario Tilcara y depende de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dentro del mismo, un grupo de antropólogos y arqueólogos realiza en forma regular investigaciones, así como también tareas de restauración y conservación.
Un lugar de paso obligado para llenarse de conocimientos teóricos y empezar a subir las empinadas calles de Tilcara, cruzar el viejo puente de hierro sobre el río Grande e introducirse en la mística que encierra el famoso Pucará de Tilcara.