Descubriendo el dique Florentino Ameghino

Trelew posee distintos encantos a su alrededor; basta con transitar una decena de kilómetros para pasar del mar a la estepa, de la serenidad del río al viento del sur patagónico o al tenue bullicio de las calles de esta bella ciudad.

Nos levantamos con ganas de alejarnos del mar y de vivir un día descubriendo las bondades del aire libre y la belleza de un lugar que nos habían comentado tiene su magia propia: el dique Florentino Ameghino.

Desde la ciudad de Trelew, son muchas las agencias que brindan este tipo de excursión de día completo y así fue que luego de averiguar de qué se trataba el paseo, decidimos hacerlo realidad.

Por la mañana y bien temprano, nuestro guía nos pasó a buscar por el hotel en una combi preparada para este tipo de excursiones y junto a otros turistas comenzamos la aventura.

Luego de tomar la ruta 3, atravesamos toda la ciudad de Trelew y después de transitar varios kilómetros, nuestro bus se desvió del camino para mostrarnos un grupo de árboles petrificados recientemente descubiertos.

Un mini trekking por el lugar nos permitió encontrar esta curiosidad de la naturaleza y del paso del tiempo. Pudimos observar cómo varios troncos se convirtieron en piedra.

El paraje Las Chapas fue nuestro próximo destino y desde allí un desvío nos acercó finalmente hasta el ansiado dique Florentino Ameghino.

Al bajar del bus, la mirada de todos gozó del mismo beneficio de colores; el rojo de una quebrada dio lugar a una gran cantidad de sauces verdes, mientras allá abajo descansa el río con sus aguas claras y silenciosos, al igual que la villa que se levanta a su lado, con casas y parque perfectos.


Un lugar de ensueño

Los paredones rocosos, llamados por el guía “farallones”, son de un increíble color rojizo y desde su inmensa altura tienen como función encajonar las aguas del río Chubut varios kilómetros.

De este modo se forma (por esto se eligió el lugar para construir el dique) un lago artificial que cubre 7.000 hectáreas. Bautizado dique Florentino Ameghino en honor al naturalista y descubridor, el embalse posee 255 metros de largo y fue planeado por el Ing. Antonio Pronsato por el año 1943, y recién se inauguró en 1963.

Un área de camping permite pernoctar y gozar de algunos de los atractivos que el dique ofrece en sus alrededores; por ejemplo, la pesca deportiva de pejerreyes y truchas de gran tamaño.

En toda la zona, por los senderos es posible encontrarse con la fauna más autóctona que hoy posee nuestra Patagonia: guanacos con sus crías, choiques y maras.

El mediodía nos encontró almorzando unas sabrosas empanadas y luego de una sobremesa, con guitarreada de por medio, nos dirigimos al famoso paredón del dique, que era para muchos de los presentes el verdadero “postre” de la jornada.

Luego de traspasar varios túneles, llegamos hasta la cima de la pared de hormigón, al punto más alto, y así pudimos sacar las mejores fotos del embalse y de la villa para guardar un recuerdo de nuestro apacible paseo por sus calles.

Una excursión realmente inolvidable, en un lugar que no debe dejar de conocerse cuando se está en Trelew.