Si existe un lugar en Argentina donde las raíces galesas evocan a aquellos inmigrantes que llegaron a América en busca de un mundo mejor, ese lugar recibe el nombre de Gaiman.
Aún hoy, a más de un siglo de su fundación como primer gobierno comunal de la Patagonia, en Gaiman se respiran y observan vestigios de aquel pasado con gusto a epopeya. Se puede encontrar raíces galesas por todas partes, desde la arquitectura hasta las costumbres cotidianas de sus pobladores.
Para llegar a Gaiman hay que salir desde Trelew; se puede realizar este paseo en el mismo día.
En nuestro caso, salimos de la ciudad de Trelew cerca del mediodía y en menos de una hora llegamos a la pequeña Gaiman. De calles limpias y solitarias, donde se respeta el horario de la siesta y cada uno de los festejos anuales, este pequeño pueblo galés (que, paradójicamente, tiene nombre tehuelche) jugó un importante papel en la historia patagónica.
Su nombre significa “piedra de afilar”. La región fue ocupada por los tehuelches, que lentamente se fueron corriendo hacia otras partes del territorio a medida que avanzaba la famosa y sangrienta Conquista del Desierto.
El tiempo trajo consigo la llegada de los galeses, que comenzaron a afincarse y trabajar sus tierras tal como lo hacían en Gales. En la actualidad estas costumbres, la arquitectura, la tradición y hasta el idioma, se conservan en los descendientes de los primeros colonizadores.
Una de estas famosas tradiciones, que atrae visitantes de todas partes del mundo, incluso de la propia Gales, es el ritual del té. Esta singular infusión posee sus secretos y es acompañada por la famosa torta galesa; cada casa de té tiene su propia receta.
Paseando por las calles de Gaiman es posible comprender su historia, basta con dejar el auto y salir a caminar un rato.
En la intersección de las calles Rivadavia y Sarmiento aparece el Museo Histórico Regional Galés. Allí se puede observar una importante colección de reliquias de la época de la colonización, donde antes funcionaba la vieja estación del ferrocarril.
La primer casa del pueblo fue construida en el año 1874, está en J.E. Evans entre 28 de Julio y E. Tello, y se mantiene intacta, tal como fue levantada por sus primeros moradores.
El famoso túnel es otro de los grandes atractivos que tiene Gaiman, se trata de una caverna por donde antes transitaba el ferrocarril.
Las viejas capillas del credo protestante son también parte de los atractivos de esta ciudad. Los colonos galeses las construían para preservar y fomentar su fe. Entre estas aparecen las capillas Vieja (1880), Bethel (1914), Bryn Gwyn (1900), Seion (1888) y Salen (1912), y fueron el verdadero soporte espiritual de la comunidad en la Patagonia. Servían además como lugar de encuentro para solucionar los distintos problemas en este nuevo territorio.
Luego de caminar un par de horas, llegó el merecido descanso en una de las tantas casas de té que todos los días se encuentran abiertas y dispuestas a hacerle vivir al visitante eso que llaman tradición galesa.