A Victoria se la conoce como “la ciudad de las rejas” no por la inseguridad, sino por una cuestión de modas que a sus primeros habitantes gustó como para decorar sus casas e instituciones.
Rejas y más rejas. Una más linda que la otra, una más labrada que la otra, una más rebuscada que la otra, pero todas rejas que sintetizan de manera perfecta lo que fue y es esta prodigiosa ciudad. Rejas hechas para siempre, como si la laboriosidad de los vascos y genoveses que llegaron hasta estas tierras hubiese querido perdurar por toda la eternidad. Nos remiten a los inmigrantes y a los diversos estilos adoptados de acuerdo a sus procedencias, con la época de construcción y con el estilo elegido. Una época de gloria
Al ir por sus calles, caminar tan sólo una cuadra le lleva al visitante varios minutos y no por que éstas sean más largas que lo habitual, sino porque es inevitable detenerse en sus rejas a observarlas. En Argentina no existe un patrimonio de rejas tan grande y vasto como el que posee la ciudad de Victoria, donde se las fabrica desde el año 1848.
Fue a fines del siglo XIX y principios del XX en que, gracias a expertos italianos que en aquel momento se radicaron en la ciudad, esta especialidad llegó a su punto cúlmine. Estos expertos artesanos le aportaron nuevas formas y estilos a las rejas clásicas de los españoles, de estilo colonial.
En la década del ’20 se comenzó a notar en el diseño de las rejas un lineamiento más acorde con el estilo francés y con las nuevas tendencias que primaban en Europa. Las vanguardias comenzaban a ser protagonistas de toda la arquitectura de la ciudad, lo cual influyó en las rejas. Alemanas, vascas e italianas se distribuyen por distintos sectores de la ciudad.
Muestra artística permanente
Los maestros de la herrería de épocas remotas, e incluso de más cercanas, han dejado su arte a la vista de todos. Victoria es una especie de exposición artística permanente donde se exhiben objetos de distintas épocas y estilos. Desde el Viejo Molino de la Abadía (hoy convertido en un lujoso hotel), donde las líneas horizontales y verticales se aprecian recordándonos la influencia arquitectónica ibérica de Castilla y su zona de influencia, hasta el renacentista Club Social Victoria, cuyas rejas, vitreaux y salón de baile son muestras de una época en que el lujo era moneda corriente y abundaban el oro y el trigo.
Volviendo a las rejas, aparecen algunas pertenecientes al período poscolonial, caracterizadas por el hierro de sección cuadrada y las formas simples (barrotes verticales cruzados por planchuelas horizontales, con algún ornamento en el centro) que se encuentran en las casas más viejas.
El período que va desde mediados del 1800 hasta casi el nuevo siglo se vio signado por la inmigración italiana que le dio un fuerte impulso a la construcción de rejas en toda Entre Ríos, pero sobre todo en Victoria.
Los nuevos diseños de las rejas comenzaron a tomar formas más complejas cuando se empezó a achatar el hierro con el que se trabajaba, lo que permitió manipularlo con mayor facilidad. De ahí el origen de las nuevas formas, que primero llegaron a las grandes estancias y luego se fueron multiplicando por las calles de la ciudad.