La entrerriana ciudad de Victoria cuenta con increíbles atractivos naturales para descansar y realizar una variada gama de actividades. Una ciudad maravillosa que posee vida propia.
Un poco de historia
Estas tierras, que originalmente pertenecieron a los indígenas, fueron conquistadas por los españoles a mediados del siglo XVIII, pero fueron los vascos y los italianos genoveses quienes las hicieron crecer.
En 1831, se promulgó el decreto por el cual se le cambió el nombre a la ciudad de La Matanza a Villa Nuestra Señora de Aranzazu, aunque desde entonces todos la llamaron Victoria. El tiempo logró popularizarla como “la ciudad de las rejas”, por el arte tan particular que concentraron allí los artesanos que se dedicaban a este oficio.
Ubicada en el comienzo del delta del Paraná, esta ciudad funciona como entrada perfecta a un conglomerado de islas y ríos desde los cuales se pueden practicar todo tipo de actividades náuticas, como también la pesca deportiva. En estas aguas se destacan los grandes armados y el famoso amarillo, un pez típico del lugar.Estas características lograron que Victoria se convierta en una ciudad perfecta, con paisajes impregnados por la época colonial junto a un esplendoroso pasado que aún hoy se respira en sus tranquilas calles.
La Abadía del Niño Dios y su viejo molino harinero (hoy convertido en un lujoso hotel); el barrio de Las Caleras o Quinto Cuartel; su majestuosa iglesia parroquial frente a la plaza San Martín; el Monte de los Ombúes y el Monte de la Matanza son algunos de los lugares que no pueden dejar de visitarse. Además de un museo del OVNI que, dicen, atrae a curiosos y amantes de la ciencia ficción.
El casco histórico
En el año 2000 el casco histórico de la ciudad de Victoria pasó a ser parte de los bienes protegidos en una instancia nacional, gracias al nombramiento por parte de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. En 2002 se declaró a la ciudad de Interés Histórico Nacional por un decreto de la Cámara de Diputados de la Nación.
En 1994 los arquitectos Gualberto Basaldúa, Juan Carlos Gonzálvez, José María Otegui y María Silvia Velando, a raíz de la construcción del puente que la une con la ciudad de Rosario, realizaron un inventario de los elementos más destacados del patrimonio arquitectónico que poseía la ciudad. Este inventario tiene como objetivo proteger las distintas partes históricas que posee la ciudad, desde las casas más viejas hasta las instituciones más representativas.
Costanera y Paraná
La Av. Costanera es uno de los lugares más bellos de la ciudad. Allí es posible tener un contacto directo con la naturaleza en medio de un paisaje lleno de espinillos, eucaliptos, algarrobos, lapachos y coníferas, desplegados a lo largo de una extensión de colinas muy verdes, donde también aparecen sauces, ceibos y la mayoría de la flora y fauna que conforma el delta del Paraná.
Los paseos al aire libre se disfrutan a pleno, tanto por los victorienses como por los turistas. El golf, la aventura, los balnearios, la fotografía, además del recorrido por las distintas estancias, son parte de la variada gama de actividades con las que cuenta el visitante.
El Club de Pescadores, Caza y Náutica es una interesante opción para quienes quieren pescar sin embarcarse. Dentro del mismo, funciona también un restaurante donde los pescados de río son la especialidad.Febrero es el mes del carnaval, que aquí se disfruta con una fiesta plagada de máscaras, carruajes humorísticos y comparsas que alegran el paisaje victoriense atrayendo turistas de todas partes del país.
La vida nocturna que posee la ciudad, además de su casino internacional con sus majestuosas ruletas y mesas de punto y banca, hacen que aún en los meses en que el carnaval no está presente el lugar tenga vida propia y alegría. Vale la pena apostar por Victoria, siempre.