Pequeño y escondido lago Quillén

Quillén, nombre masculino de origen mapuche, suena con fuerza expresiva, tanto como el paraje que alberga al lago. Un bosque abigarrado, aguas transparentes y un paraíso para los pescadores deportivos.

Algunos paseos son sólo momentos en que se le pone nafta al auto y se sale a conocer espacios nuevos. Otros, como ir al encuentro del lago Quillén, nos movilizan por la fuerza de la naturaleza y las comunidades indígenas que encontramos en el camino.

Emprendimos el camino desde Villa Pehuenia hacia Aluminé durante 60 kilómetros por la ruta provincial 23 hasta llegar a la bifurcación con la ruta provincial 46, donde doblamos hacia la cordillera, al oeste.

El río Quillén decidió acompañarnos por el camino; vimos varios pescadores con mosca lanzando la línea con precisión. Pasamos por la Hostería Quillén, lugar emblemático para los enamorados de este río. Varias estancias se dedican a la ganadería y al agro turismo, y en temporada ofrecen sus cotos de caza.

Pasamos frente a pequeñas casas de madera y animales domésticos en su hábitat, y tomamos contacto con la comunidad mapuche Currumil. Bajamos para comprar unas tortas fritas recién hechas y para charlar con dos señoras de piel curtida por el sol que nos ofrecieron sus tejidos y trabajos en madera. “Antes, se veían pocos autos por aquí, pero ahora en verano vemos mucha gente pasar hacia el lago”, nos dijo la más joven.

El Parque Nacional Lanín nos recibió con su abundante vegetación, muchas variedades autóctonas y otras introducidas que el clima fue admitiendo. Existen bosques de araucarias pero el coihue y la lenga son mayoría. El espacio cerrado permitió el desarrollo de flores muy bonitas que resaltan sobre el fondo verde.

  • Un bosque abigarrado

    Un bosque abigarrado

  • El Parque Nacional Lanín

    El Parque Nacional Lanín

  • ¡Piedra libre, lago Quillén!

    ¡Piedra libre, lago Quillén!

  • El río Quillén decidió acompañarnos

    El río Quillén decidió acompañarnos

Una vez dentro del parque, nos acercamos al guardaparques para tener información de cómo movernos para no perdernos nada.


¡Piedra libre, lago Quillén!

Empezamos dirigiéndonos hacia la costa norte del lago, que es baja, extensa y, por supuesto, de canto rodado. Allí nos sorprendió la presencia del volcán Lanín que, con sus casi 4.000 metros de altura y sus nieves eternas, nos miraba desde lo alto por detrás de unos cerros. Es un lugar de acampe sencillo, agreste, con bancos, mesas y baños.

Sentimos un leve ronroneo de motor fuera de borda y pasó ante nosotros una pequeña lancha desde donde nos llegó un amigable: “¡Hola!”. La pesca modalidad trolling no está permitida, pero sí el traslado dentro del espejo de agua. El río es un buen pesquero y solo se permite pesca con mosca y devolución, lo que respalda el cuidado de las especies.

A partir del lago Quillén se puede tomar infinidad de senderos. Existe uno que comunica con el lago Hui Hui: un trekking clásico entre quienes son amantes de las caminatas por el bosque y las montañas de la zona. La parte más escarpada es al comienzo, luego el camino es plano y fácil. Hay que calcular una distancia de 13 kilómetros entre de ida y vuelta, ya que en el segundo lago no se puede acampar y se hace necesario regresar. Puede hacerse a pie o en bicicleta.

La “frutilla del postre” fue el hallazgo de plantas rastreras de esta fruta exquisita. Así fue como nos enteramos de que en lengua araucana “Quillén” significa “frutillar” o “campo de frutillas”. La naturaleza deja impresas en nuestra memoria sensaciones que nos acompañan para siempre.

Autor Mónica Pons Fotografo Karina Jozami

Cómo llegarCómo llegar: Saliendo de Villa Pehuenia, hay que transitar la ruta provincial n° 23 hacia el sur, recorrer 60 kilómetros para llegar hasta la localidad de Aluminé, continuar 18 más adelante y en el cruce del Rahue (oficina de informes turísticos) se debe tomar hacia el oeste por ruta n° 46 y hacer 28 kilómetros para acceder al lago.
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