Imponente catedral de Bariloche

Nuestra Señora del Nahuel Huapi es la virgen patrona de Bariloche y de su catedral. Las imágenes de este templo católico muestran las raíces indigenistas de la evangelización en la Patagonia.

Descubrimos la iglesia catedral de Bariloche tan pronto como llegamos a la ciudad. Cercana a la costa del lago Nahuel Huapi y separada por una hilera de altos pinos, no pasaba desapercibida.

Esta casa de oración presenta un estilo neogótico con líneas simples, paredes muy altas y una cúpula rematada con un importante crucifijo y un globo terráqueo. Por dentro, su clásica construcción en cruz latina combina con la sencillez externa.

Al ingreso y traspasando sus gruesas puertas de madera, nos detuvimos en el hall para apreciar dos figuras significativas. Una, de piedra, con la imagen de Nuestra Señora del Nahuel Huapi con el niño Jesús en sus brazos y su mano derecha posada en el hombro de un niño aborigen. La segunda era una talla en madera de Ceferino Namuncurá luciendo su clásico poncho pampa. Ambas, prueba suficiente del mensaje misionero de la Iglesia.

  • Las raíces indigenistas de la evangelización en la Patagonia

    Las raíces indigenistas de la evangelización en la Patagonia

  • No pasa desapercibida

    No pasa desapercibida

  • De gran altura y sencillez

    De gran altura y sencillez

  • Estilo neogótico con líneas simples

    Estilo neogótico con líneas simples

Nos sorprendió saber que la catedral fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Nahuel Huapi por monseñor Essandi y que su imagen había acompañado la antigua misión fundada por el padre Mascardi durante el siglo XVII.

Llegamos hasta la nave central casi en silencio, como acompañando esa caja de resonancia de gran altura y sencillez. La sostenían grandes columnas y las paredes eran de piedra de la zona. En el altar se imponía un Jesucristo crucificado de grandes proporciones.

Los coloridos vitrales bizantinos ocuparon un lugar preponderante en la última etapa constructiva de la catedral. Al frente, en el altar se encontraba la imagen de la virgen patrona en transparencia. Lo particular es que esos vitraux ofrecían un homenaje a sus artífices. Aparecían los rostros de los misioneros Mascardi y Melanesio y de aquellos que dieron vida a la iglesia: sus constructores Alejandro Bustillo y Miguel Angel Césari. Para ello sus rostros fueron plasmados en representaciones bíblicas (San Rafael Arcángel, San Miguel Arcángel, etc).

Esos vitraux permiten el paso de la luz del día y también la iluminación exterior por la noche. Cuando cesan las luces del día, la iglesia cobra otra vida; la dirección de sus luces parece dar más altura a sus paredes y destacar sus detalles constructivos.

Nos parecieron muy importantes los detalles de madera de la zona que se repetían en largos y bien terminados bancos con reclinatorio, en los altares laterales y en los confesionarios.

Su constructor fue el arquitecto Alejandro Bustillo en 1946. Una escalinata de seis escalones hechos con piedra le dan majestuosidad al ingreso a la catedral por la puerta principal.

Salimos después de haber recorrido cada baldosa de la iglesia y valoramos que la catedral estuviera rodeada de dos manzanas de un excelente parque verde. Varias imágenes religiosas y bancos para sentarse al aire libre combinaban con la serenidad que habíamos vivido en su interior.

Varios días después concurrimos a una presentación coral que nos dio otra imagen de la misma catedral: lugar de reunión litúrgica pero también lugar de encuentro y de cultura. Eso también distingue a la catedral de Bariloche.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

Cómo llegarCómo llegar: Catedral de San Carlos de Bariloche
Nuestra Señora del Nahuel Huapí
Almirante O’Connor y Beschtedt
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