La ciudad de Villa Gesell tiene mucho para ofrecer al visitante, y más allá de sus seguidores habituales que la visitan todos los años, siempre hay algo nuevo para sorprender a los turistas de siempre y a los que la conocen por primera vez.
Las Casas de Alfajores
De los Gesellinos a los Havanna, de los Balcarce a los artesanales, lo cierto es que Villa Gesell posee una variedad única de alfajores que han logrado cautivar a turistas y vecinos a lo largo de varias décadas. El más "solicitado" es el clásico de chocolate relleno con dulce de leche, pero en los últimos años han proliferado otros que, junto a un café, hacen de estar "en la costa" un momento único del año.
Los Churros del Topo
Cuentan las leyendas urbanas que lo del cartel de entrada al revés fue una maniobra de marketing perfecta para que durante toda una temporada los visitantes centraran los ojos en este negocio. Una vez que se acercaban, sin dudas el aroma que salía desde adentro explicaba de manera rápida de que se trataba: para muchos, la mejor churrería artesanal del país. Y lo sigue siendo, aunque pasen los años y los veranos.
El famoso Castillo de Juegos
En la zona sur de la ciudad, sobre la avenida principal aparece uno de los sitios que más llama la atención de los pequeños. Al principio fue un castillo donde habitaban príncipes y reinas, pero a lo largo del tiempo fue mutando a un pequeño parque de diversiones donde los más chicos pueden divertirse con juegos recreativos, botes, autos chocadores y carrouseles. No hay quién alguna noche no entre al lugar.
Los panqueques del inmortal Carlitos
En Gesell todo el mundo conoció a Carlitos. Es que este personaje es parte del archivo histórico y vivencial de la ciudad marina, que dejó tras su huella la inmortalidad de sus panqueques y hamburguesas con los gustos más extravagantes que puedan existir. Cada cuál con el nombre de un famoso, cada cuál con una mezcla de condimentos y sabores que no se consiguen en otro lugar del planeta salvo en las franquicias que los herederos de este genio distribuyeron por otros lugares de Argentina.
El Museo y Archivo Municipal
Además de llevarnos al momento exacto de la creación de este balneario (en un momento fue literalmente un desierto), nos cuenta la historia de Carlos Gesell, como el padre de todo lo que ven nuestros ojos. Y es cierto. Gracias a este personaje que nos dejó no hace muchos años, Villa Gesell es lo que es. Fotos, filmaciones, pinturas y rarezas hacen las delicias de quienes se animan a entrar.
La noche en Pueblo Límite
Se trata de un conjunto de boliches y pubs que son el escenario ideal para disfrutar la noche gesellina. Llega el verano y Pueblo Límite comienza a tomar color y a organizar las distintas noches de la temporada.
El famoso tótem
Si bien para algunos simboliza la llegada de distintas colectividades a la villa, aún hoy otros no entienden el por qué de su presencia. Lo cierto es que Villa Gesell posee su propio "totem" y éste se ubica en una de las entradas a la ciudad, muy cerca de la ruta interbalnearia 11. Hay que parar y mirarlo, tratando de descubrir algunos de sus secretos.
Por todo esto y mucho más, Villa Gesell merece una visita. Y seguramente vos encontrarás otros imperdibles de los que abundan en esta bella e irrepetible ciudad de la costa atlántica argentina.