Existe un lugar muy especial en Chascomús que vale la pena visitar, más allá de que se pertenezca o no a una religión específica: la capilla de los Negros.
No todos los días se escucha hablar de una capilla distinta, y más si se rumorea que en ella los africanos llegados a estas tierras realizaban sus cultos y experiencias religiosas propios. Es por esto que la vida aún hoy bulle en lo que se conoce como la capilla de los Negros.
En Chascomús, la comunidad africana asentada desde el siglo XVIII aportó su ritmo de candombe al pueblo. Esto no sólo quedó reflejado en la fachada de algunas casas, sino también en este pequeño santuario que invita por su modestia a entrar a ver de qué se trata.
Antes, en el barrio del Tambor
El actual emplazamiento de capilla de los Negros no es el original, pues en un principio los morenos se reunían en el que hoy se conoce como barrio del Tambor, próximo al casco histórico. Recién en el año 1861, el municipio de Chascomús les entregó el solar de la locación actual.
El pequeño santuario continúa siendo un espacio de oración para los visitantes, cualquiera sea su credo, y la modestia del lugar se manifiesta a simple vista: conserva su piso de barro cocido; las paredes apenas dejan ver su color blanco original, pues están recubiertas de diversas imágenes de santos, fotos, rosarios y flores que los feligreses han ido depositando allí a través de los años.
En el interior conviven íconos de adoración de la comunidad negra, pero también llama la atención la presencia de otros santos muy argentinos, como San Cayetano, figuras del Gauchito Gil rodeadas de velas, láminas del Sagrado Corazón de Jesús y hasta una reproducción del retrato del general José de San Martín.
Pocos bancos, mucho espacio
Unos pocos bancos alcanzan para los fieles, dado que en este templo –declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1962– no se celebra misa. No obstante, la mayoría de los lugareños prefiere hacer sus oraciones aquí, tanto para pedir como para agradecer, aun cuando no pertenezcan a la comunidad africana.
Para quien ingresa por la pequeña puerta que invita a ver qué hay dentro del lugar, la capilla posee una recompensa en forma inmediata. Cada uno de los detalles hace que el sitio se vuelva acogedor y popular al mismo tiempo.
Actualmente, la Capilla de los Negros posee un cuidador que se encarga de mantenerla limpia, así como de cerrarla por la noche, para que los ruegos del día se hagan realidad durante el sueño.
Lugar particular si los hay, la capilla de los Negros no sólo resulta un lugar elegido por los fieles, sino también un sitio imperdible para quien visita la ciudad de Chascomús.
Todo se mantiene intacto tal cual lo usaron los inmigrantes africanos que dejaron su sello inconfundible: historias imperdibles que se trasmiten de boca en boca por los lugareños de mayor edad. La magia de la capilla radica en todo lo que ella trasmite.