La ciudad de Chascomús guarda, además del recuerdo de su habitante ilustre, distintos atractivos para dedicarle una visita. Un lugar ideal para la relajación y la distracción.
Todos los fines de semana, feriados o incluso algunos días entre semana resultan ideales para permitirse un descanso.
Una laguna distinta
Es fundamental saber que todas las excusas son válidas para acercarse hasta la ciudad de Chascomús, que además de historia y naturaleza combina actividades culturales y deportivas, todo a no más de 120 kilómetros de Buenos Aires.
Nos alejamos de una gran urbe como Buenos Aires y llegamos a este verdadero paraíso, donde la laguna oficia de oxigenador permanente. Aquí el agua limpia se armoniza con todos los verdes de la naturaleza. Además de permitir la contemplación de todo lo que se puede ver, es escenario de las más variadas actividades deportivas.
La laguna y toda su costanera resultan siempre el mayor punto de atracción de Chascomús, al igual que su casco histórico, en el que se encuentran la iglesia catedral, el Palacio Municipal, la famosa casa de Casco y la inigualable Capilla de los Negros, entre otros atractivos que sobresalen a primera vista.
Si bien la ciudad crece con proyectos inmobiliarios y arquitectónicos, todavía conserva parte de su tranquilidad de campo y sus tiempos. Entre estos hay lugar para apreciar sus cálidos atardeceres, sus mates frente a la laguna y sus inigualables siestas.
La laguna de Chascomús es, sin duda, la más bella, rica y accesible de las denominadas “encadenadas” de la provincia de Buenos Aires, entre las cuales también se encuentran las de Vitel, Adela, Chis Chis, del Burro, la Tablilla y las Barrancas, todas conectadas por el río Salado.
Los llamados “flechas de plata” (pejerreyes) siguen siendo los peces preferidos por los pescadores deportivos de la Argentina. Además de conocerlos y disponer de carnadas y accesorios apropiados, su pesca requiere una sutileza determinada que los vuelve únicos. Además, su carne magra, de sabor sutil, los convierte en un plato muy cotizado.
Pero no sólo los pescadores disfrutan del agua. Todas las actividades náuticas se pueden practicar en la misma laguna: esquí, natación, windsurf y los deportes de vela, entre los que se destaca el kitesurf.
Una vuelta por el centro
Una de las mejores opciones (imperdible) para quien visita la ciudad de Chascomús es recorrer su casco histórico.
Su rica arquitectura colonial es signo de un pasado combativo, que dejó como saldo la total expulsión de los indígenas de sus tierras. Desde 1779, cuando el capitán de Blandengues Pedro Nicolás Escribano fundó el fuerte de San Juan Bautista de Chascomús, las luchas contra los indígenas fueron encarnizadas y violentas.
Hasta finales del siglo XIX, el temido paso de los malones quedó marcado en las fachadas con rejas, las escaleras móviles en el interior de las casas para poder aislarse en el segundo piso y los túneles y pasadizos escondidos.
Cuando la época se pacificó, los campos de Chascomús se volvieron a la agricultura y ganadería modernas. En 1844, el estanciero inglés Richard Black introdujo el alambrado, extendiendo este sistema de crianza organizada desde Santa María de Chascomús a todo el país.
En la plaza principal de Chascomús asoman el edificio de la Municipalidad, la casa de Vicente Casco (que fuera la primera construcción de dos plantas con puerta esquinera, donde se filmaron varias escenas de la película Camila) y los distintos rincones históricos de esta ciudad. Recorrerlos permite acercarse a los vestigios de sus primeros pobladores gauchos e inmigrantes gallegos.
No por nada Chascomús encierra gran parte de la historia de la provincia de Buenos Aires que, junto a las estancias, el campo y la laguna, hacen de esta hermosa y limpia ciudad la propuesta ideal para pasar unos días.