Visitamos el Museo de las Armas Teniente General Pablo Riccheri, que funciona en el Círculo Militar, y apreciamos la exposición de armas más grande de Sudamérica.
En nuestro paso por la ciudad autónoma de Buenos Aires descubrimos, casi por casualidad, el Museo de las Armas de la Nación, que se encuentra ubicado sobre la Av. Santa Fe n° 702, donde funciona el Círculo Militar. Sobre la vereda del importante edificio suelen transitar miles de personas por día, pero sólo unos pocos saben que en su interior se puede acceder a un impresionante museo donde es posible transitar por la historia de la humanidad a través de las armas.
Luego de abonar la entrada, accedimos al recinto para descubrir los cientos de armas de distinto tipo y calibre que se exhiben en grandes vitrinas, inteligentemente pensadas para viajar en el tiempo desde el siglo XII hasta nuestros días.
A medida que transitamos por cada una de sus 18 salas, fuimos comprendiendo la notable evolución armamentística que en cierta manera ha sufrido la humanidad. Así, encontramos objetos del siglo XII al XX como mandobles, espadones, ballestas, lanzas, armaduras y una invaluable cota de malla de acero anillada procedente de Gran Bretaña.
Luego, apreciamos una importante colección de armas blancas largas. Entre la innumerable cantidad de espadas y sables agrupados por países, encontramos algunas hojas firmadas por insignes espaderos. Tras visitar esta sala, pasamos a la contigua, donde se relata la evolución de las armas de fuego de hombro y largas. Aquí observamos un arcabuz de avancarga a mecha, fusiles, carabinas de encendido a chispa y luego pasamos a las de percusión y de retrocarga, de tiro simple y repetición, para finalizar en las semiautomáticas. ¡Un verdadero arsenal para los sentidos!
Como era de esperarse, el libertador general San Martín también posee aquí una sala especial en su honor. En ella se exhiben su busto y una réplica de su glorioso sable corvo. También se pueden apreciar distintos cuadros que recrean los combates de San Lorenzo y de Chacabuco, además de documentos históricos.
Continuamos con la visita y ante nuestra mirada se fueron presentando ametralladoras, máscaras antiguas, pistolas y revólveres de distinto calibre, ametralladoras, morteros y hasta armas antiaéreas. Pasamos frente al gran despliegue de la industria armamentista mundial, donde se encuentran armas de la Campaña al Desierto, de la I y II Guerra Mundial y hasta de la guerra que los EE.UU. desata desde hace años en el Medio Oriente.
Al final del museo, fuimos atraídos por la sala de las “Armas de Oriente”, donde se exhiben armaduras ceremoniales chinas del tipo samurai que son acompañadas por sus lanzas, sables y puñales. Una muestra de inestimable valor.
De esta manera, culminamos con la visita al Museo de las Armas de la Nación, que fue creado en 1904 por el presidente de la Nación de aquel entonces, Julio A. Roca, junto con su ministro de guerra Gral. Pablo Riccheri, de donde deviene su nombre.
Para tener una visión más completa de lo que aquí se exhibe, recomendamos visitarlo. Es una manera diferente de transitar por los pasillos de la historia, a veces trágica, de la humanidad.