El Museo de la Ciudad

La historia institucional

El Museo de la Ciudad, creado el 25 de octubre de 1968, tiene su sede en Alsina 412 desde el año 1973.

Además de ese edificio, forman el Museo de la Ciudad: la Casa de los Querubines (Defensa 219), los Altos de Elorriaga (Alsina 417/21 y Defensa 185/187), la Casa de María Josefa Azcurra (Alsina 455/63) y la Farmacia de la Estrella (en la esquina de Alsina y Defensa).

Las casas de Ezcurra y Elorriaga son los dos únicos ejemplos de vivienda de principios del siglo XIX existentes en la ciudad y actualmente están siendo restauradas; el local de la Farmacia de la Estrella mantiene su decoración y mobiliario, tal como era en el momento de su construcción, en el año 1900.

Las colecciones del Museo de la Ciudad son de gran heterogeneidad: atesoran desde un botón o una tarjeta postal hasta elementos de arquitectura, muebles, baldosas, rejas, mates y los más diversos elementos de la vida cotidiana de los porteños. Las más importantes colecciones son las de envases, publicidad, elementos arquitectónicos, fotografías, filetes, utensilios domésticos, juguetes, etc.

Hoy, el Museo de la Ciudad desarrolla una sostenida acción cultural a través de sus exhibiciones temporales y de la exhibición permanente de su patrimonio, como así también a través de visitas guiadas, charlas, publicaciones y de su biblioteca permanentemente consultada por alumnos de los niveles primario y secundario de la ciudad.

En las salas del Museo de la Ciudad correspondientes a la Casa de los Querubines se pueden observar: juguetes, un dormitorio art-noveau y un escritorio amueblado entre los años 1910 y 1915, en el primer piso; en el segundo piso: un dormitorio art-déco que perteneció a la aviadora Myriam Stefford, una sala de fonógrafos, fonolas, tocadiscos y combinados, y un comedor del año 1950. En la sede de Alsina 412, las exposiciones son temporales y cambian cada dos meses.


Las Ferias, otra forma de conocer Buenos Aires

El Museo de la Ciudad de Buenos Aires organiza varias ferias a lo largo del año.

El arquitecto José Maria Peña fue su creador, allá por el año 1970, cuando los rumores de la llegada del modernismo y de poner fin al abandonado barrio de San Telmo parecían materializarse. Allí fue cuando, poniendo un aviso en los diarios del momento que solicitaba puesteros que quisieran vender sus antigüedades, creó la feria. Hoy, sin dudas, uno de los atractivos típicos de San Telmo y, por supuesto, de Buenos Aires.

Hoy y desde hace años acuña el merecido cargo de Director del Museo de la Ciudad y de él depende la tradicional Feria de San Pedro Telmo, feria de antigüedades y cosas viejas, que se organiza todos los domingos de 10 a 17 horas, en la Plaza Dorrego.

Todos los primeros domingos de cada mes, se festeja en la Plaza Dorrego el “Día del Coleccionista” y una vez al año, cuando la Feria cumple años, se realiza una fiesta de disfraces donde todos los puesteros y visitantes, sin excusa alguna, deben disfrazarse. Una verdadera explosión de colores, ya que todo el mundo se transforma detrás de una mascara.

Además, se organizan la Feria de los Libros (3º sábado de Marzo), la Feria de Abril (todos los sábados de Abril), la Feria de los Hierros (3º sábado de Junio) y la Feria de la Ropa (3º sábado de Septiembre). Y todos los viernes, en la Plazoleta San Francisco (Alsina y Defensa), de 12 a 17 horas, se organiza la Feria de las Artes.

Para la Semana de Buenos Aires se celebra el día del Santo patrono de la ciudad, San Martín de Tours, el 11 de noviembre: en la Plazoleta San Francisco (Alsina y Defensa) se arman puestos de venta de distintos objetos como se lo hacía a principios de siglo, cuando la ciudad comenzaba a levantarse.

También se organiza en la Plaza Dorrego el Encuentro de los Porteños y sus Mascotas Vivas, con diplomas. El Museo de la Ciudad otorga diplomas al Testimonio Vivo de la Memoria Ciudadana, distingue los edificios de la ciudad que mantienen sus características originales o que son restaurados en la actualidad.


Un museo para todos y de todos

Con ferias y museos, presente y pasado, el Museo de la Ciudad se encarga durante todos los días del año de poner al alcance de todos una maquina del tiempo cuyo reloj marcan únicamente los visitantes.

Porque Buenos Aires es así, vieja y nueva a la vez, cíclica como los porteños, como los argentinos. Hay de todo y para todos.

Quizá por ello, cuando uno entra a alguno de sus museos o ferias, todo se vuelve extraño, a veces inexplicable. Simplemente, porque todo transcurre en plural.