Desde los jesuitas en el siglo XVII hasta un colegio que sigue en funciones, la Manzana de las Luces esconde muchos aspectos y una historia muy rica.
El espacio que se encuadra entre las calles Perú, Moreno, Bolívar y Adolfo Alsina fue conocido tradicionalmente como “Manzana de las Luces” porque aquí funcionó, entre otros, el primer colegio de Buenos Aires, también la primera universidad y todavía funciona allí el Colegio Nacional Buenos Aires. Estas luces del conocimiento alumbraron a muchos de los próceres de la nación.
Los jesuitas y los comienzos de Buenos Aires
La Manzana de las Luces tiene una historia incluso más antigua que los edificios que hoy se encuentran en ella (algunos, de los más antiguos de Buenos Aires). Sus primeros ocupantes fueron los jesuitas que, primero con construcciones más precarias y luego con edificios de ladrillo y barro, desarrollaron distintas actividades.
Pueden visitarse hoy en día la Procuraduría de las Misiones, la primera botica de la ciudad, diferentes construcciones que, más allá de sus funciones originales, cumplieron distintos roles a lo largo de la historia.
Nos resultó particularmente interesante ver construcciones que por momentos pueden parecer ruinas y que, escondidas, son muy anteriores a todo el resto de los edificios de Buenos Aires.
Túneles: la historia por debajo
No es mucho lo que se sabe sobre la red de túneles que existió en un momento por debajo de la ciudad de Buenos Aires, ni cuál era su extensión real o para qué servían exactamente. Algunos hablan de funciones defensivas o de escondites para el contrabando.
Hoy subsiste una pequeña parte de esa red, que se vio cortada en múltiples puntos por las construcciones nuevas que fueron creciendo junto con la ciudad. Algunos de esos túneles se mantienen por debajo de la Manzana y se los puede visitar, aunque no recorrer, por cuestiones de preservación.
Descender unos metros bajo la tierra y asomarnos a algunos tramos en la oscuridad nos permite tan solo imaginar cómo debió ser aquello. Una vez más nos asombra encontrar un misterio tan lejano escondido debajo de las calles por las que caminamos todos los días. Comenzamos a pensar que tal vez Buenos Aires no nos pertenezca.
Iglesia y casas virreinales
Otras construcciones fueron también testigos de la historia. Si bien datan de distintas épocas y cumplieron funciones muy diferentes, todas están concentradas en esta manzana que parece tener siempre más para ofrecer.
Por un lado, en la esquina de Alsina y Bolívar tenemos la iglesia de San Ignacio. Data de 1712 y en ella intervinieron distintos arquitectos jesuitas. Fue la primera iglesia de Buenos Aires y su torre sur es la construcción más antigua de la ciudad. Toda la historia de la Argentina parece haberla tocado en un punto o en otro.
Del otro lado, en la esquina de Perú y Moreno, tenemos edificios que datan de la época virreinal y que son uno de los pocos vestigios que quedan de esta época en la ciudad. Construidos como casas de alquiler, albergaron con el correr de las décadas una enorme lista de instituciones de importancia capital para el país.
El colegio y fin
Lo que hoy se conoce como Colegio Nacional de Buenos Aires (posiblemente el colegio secundario más prestigioso del país) tuvo muchos nombres con el correr de los siglos y albergó mentes brillantes, pero siempre estuvo en la Manzana de las Luces.
Antes que la actual construcción de estilo neoclásico francés que se levantó a principios del siglo XX hubo otras. Originalmente fundado por los jesuitas, el colegió pasó a manos del estado luego de su expulsión del territorio de las colonias y fue Bartolomé Mitre quien, en 1863, lo fundó con el nombre con que hoy lo conocemos.
El colegio, por supuesto, sigue en funcionamiento, pero durante los fines de semana puede visitárselo con visitas guiadas.
La Manzana de las Luces es mucho más vasta de lo que esta nota permite apreciar. Vale la pena conocerla.