Recorrimos algunos de los salones y pasillos de la majestuosa Casa Rosada. En una pausa de sus funciones administrativas, la Casa Rosada abre sus puertas para que todos la puedan recorrer. Los granaderos ya no custodian la entrada, sino que nos sirven de guías.
Solemne y accesible
Apenas atravesamos la arcada que se abre en Balcarce al 50,
Ciudad de Buenos Aires, la entrada a la Casa Rosada, un soleado domingo por la mañana, una mujer nos invitó a pasar a un patio en el que se juntaban los visitantes a la espera de que comenzara el
tour.
“Estamos por salir, esperen aquí por favor. Pueden sacarse fotos con los granaderos si quieren.”
Argentinos y extranjeros, de a uno y con un poco de timidez, se fueron parando entre los granaderos mientras su amigo, novio o pariente apretaba el disparador de la cámara.