Apenas comenzado el día, y luego de desayunar en el hotel, nos pusimos en marcha hacia la reserva de avifauna Laguna Nimez, a solo un kilómetro del centro de El Calafate y muy cerca del Lago Argentino. Nos habían recomendado conocer el lugar al amanecer y disfrutar del despertar de la naturaleza.
En la entrada nos encontramos con los guías de aves y con un herbario que especificaba las diferentes especies que íbamos a cruzar durante el recorrido. Circulamos despacio y con varias paradas para poder apreciar las maravillas naturales de esta reserva. En determinados puntos encontramos carteles indicativos que nos ayudaron a comprender y conocer más el paisaje que nos rodeaba.
A medida que avanzábamos, paramos en varios puntos panorámicos que nos permitieron ver como se alimentan diferentes especies acuáticas, donde nidifican y los matorrales y juncales donde se posan.
Las aves del lugar se mimetizan de manera perfecta con la inmensa variedad de flora que vive en la reserva. Como nos habían indicado los guardafaunas, observamos esas maravillosas criaturas manteniendo una distancia prudente para no perturbar su ecosistema. Sin embargo, como buenas anfitrionas, esas coloridas y magníficas aves abrían sus alas para saludarnos al vernos pasar, como si festejaran nuestra llegada.