Reserva de avifauna Laguna Nimez

Una reserva natural que, además de permitirnos conocer la exquisita flora y fauna de la región, es el ambiente ideal para la relajación. A sólo un kilómetro de El Calafate, la reserva Laguna Nimez esconde tesoros naturales hermosos.

Apenas comenzado el día, y luego de desayunar en el hotel, nos pusimos en marcha hacia la reserva de avifauna Laguna Nimez, a solo un kilómetro del centro de El Calafate y muy cerca del Lago Argentino. Nos habían recomendado conocer el lugar al amanecer y disfrutar del despertar de la naturaleza.

En la entrada nos encontramos con los guías de aves y con un herbario que especificaba las diferentes especies que íbamos a cruzar durante el recorrido. Circulamos despacio y con varias paradas para poder apreciar las maravillas naturales de esta reserva. En determinados puntos encontramos carteles indicativos que nos ayudaron a comprender y conocer más el paisaje que nos rodeaba.

A medida que avanzábamos, paramos en varios puntos panorámicos que nos permitieron ver como se alimentan diferentes especies acuáticas, donde nidifican y los matorrales y juncales donde se posan.

Las aves del lugar se mimetizan de manera perfecta con la inmensa variedad de flora que vive en la reserva. Como nos habían indicado los guardafaunas, observamos esas maravillosas criaturas manteniendo una distancia prudente para no perturbar su ecosistema. Sin embargo, como buenas anfitrionas, esas coloridas y magníficas aves abrían sus alas para saludarnos al vernos pasar, como si festejaran nuestra llegada.

  • Flamencos

    Flamencos

  • Reserva Municipal

    Reserva Municipal

  • La exquisita flora

    La exquisita flora

  • Ambiente ideal para la relajación

    Ambiente ideal para la relajación

  • Magníficas aves

    Magníficas aves

Pudimos ver cauquenes, macaes plateados, numerosos grupos de flamencos, cisnes de cuello negro, bandurrias, teros, patos, gallaretas, gavilanes y chimangos posando sobre los juncales, más allá de las otras 70 especies que nos contaron viven en la reserva.

A media tarde paramos para merendar. El paisaje y el armonioso canto de las aves generaron un clima espectacular, casi de ensueño. Al culminar el recorrido, caminamos cerca de 500 metros y nos encontramos con el grandioso Lago Argentino y con la Bahía Redonda.

Los guardafaunas de esta reserva de aproximadamente 2.500 metros de extensión, orgullosos de su paraíso, nos invitaron a volver en invierno para conocer la más hermosa pista natural de patinaje sobre hielo.

Sin duda íbamos a volver. Todavía quedaban demasiadas cosas por descubrir en esa reserva que esconde tesoros en cada rincón.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Jorge González

DuraciónDuración: 2 horas

Ubicación


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