La nostalgia y la historia se dan cita en Esquel en el recorrido que hace del viejo expreso patagónico La Trochita, un verdadero estandarte de la región.
Desde la estación de ferrocarriles de
Esquel se puede realizar un verdadero viaje al pasado en un tren de trocha angosta conocido como expreso patagónico
La Trochita. La excursión dura medio día y comienza en la punta de rieles de la línea original que unía las localidades de Ingeniero Jacobacci y Esquel con servicios regulares de pasajeros y carga. En el transcurso, el convoy bordea el gran valle de Esquel. A través de las ventanillas de sus vagones se observan las altas montañas de formación glaciaria que lo rodean. El tren transita por un ecosistema conocido con el nombre de “ecotono”; el viajero puede ver el cambio de vegetación del bosque valdiviano hacia la estepa o desierto patagónico. En verano se realizan excursiones diarias de dos horas y media –ida y vuelta- hasta la estación de Nahuel Pan con una formación que incluye una locomotora a vapor de la década del ‘30 de origen belga y estadounidense. Su particular trocha angosta, de sólo 75 centímetros, lo convierte en uno de los cinco trenes en el mundo de esas características que sobreviven al paso del tiempo. La locomotora técnicamente se denomina “trocha súper económica” por la diferencia de los centímetros entre riel y riel. La velocidad máxima que alcanza este antiguo vehículo de acero es de 45 km/h, la mínima es de unos 5 km/h. Los visitantes se sorprenden al presenciar la puesta en marcha de La Trochita. El maquinista debe presionar una llave de modo manual para mandarle el vapor del domo al pistón, que es el que le da tracción a la maquina. Para que esto suceda la caldera tiene que estar funcionando a toda actividad, con sus 10.000 litros de
fuel oil y sus 10.000 litros de agua.
La columna de humo, el negro de la locomotora y los estrechos vagones calentados con una salamandra son postales de un atractivo turístico universal. Luego de una intensa curva sobre la derecha, los viajeros pueden apreciar el cordón montañoso Nahuel Pan (que tiene 1.800 m.s.n.m.), de color rojizo con rocas de origen volcánico y altas cumbres con nieves eternas. Luego de transitar el sinuoso recorrido y de sortear la geografía caprichosa de la Patagonia en estas frías latitudes, se llega a la estación Nahuel Pan, en cuyos alrededores y de forma muy dispersa habitan algunos descendientes de nativos mapuches, dedicados principalmente a la actividad pastoril y a la realización de artesanías con telar, que luego venden en las ferias. Todos los años en el mes de marzo, la comunidad mapuche organiza y desarrolla su principal ceremonia religiosa, llamada Camaruco, la cual la convoca al pie del cerro Nahuel Pan para invocar a su dios con rogativas vinculadas a distintos aspectos de sus vidas, necesidades y costumbres. Luego de estar unos instantes en la antigua estación y de que la locomotora realice las maniobras de desenganche y enganche para ubicarse nuevamente al frente del convoy, comienza el retorno a la ciudad de Esquel.