Al visitar Trevelín, sentimos curiosidad por conocer un poco más de este lugar único de la Patagonia y aprovechar nuestro paso por la zona.
A través de la ruta nacional 259 (por la que se llega a Trevelín), llegamos hasta el puente sobre el Río Grande o Futaleufú. Nos habían dicho que a pocos kilómetros de allí, en la época en la que todavía no se había construido este puente, funcionaba una balsa que permitía cruzar el río y que debían tomar todos aquellos que quisieran llegar al paso fronterizo.
Cerca de allí encontramos tres lugares que merecen una visita. El primero son las cascadas de Nant y Fall, hermosas caídas de agua en las que nos detuvimos con tranquilidad para tomar unas fotos. Después visitamos la estación de piscicultura de Arroyo Baguilt y un molino harinero propulsado hidráulicamente. Ambos lugares resultan muy interesantes para conocer un poco más de estas actividades típicas de la zona y ver en vivo y en directo el uso y funcionamiento de este tipo de equipos.
Ya habiendo cruzado la frontera con el país vecino, después de solo 10 kilómetros llegamos a la pintoresca y pequeña ciudad de Futaleufú.
La ciudad se ubica en un valle de características singulares, en el que un microclima especial permite la producción de frutos y hortalizas deliciosos. Las viviendas, construidas totalmente con madera, agregan un atractivo especial al lugar. Se trata de una típica muestra del estilo arquitectónico tradicional utilizado en Chile.