Caminos solitarios, miradores, ríos y bosques son algunos de los encantos que se encuentran recorriendo una ruta hacia pesqueros afamados por sus truchas luchadoras y de buen tamaño.
Esquel era la cabecera de nuestras vacaciones en el Sur argentino. Desde allí realizamos una excursión a una de las áreas más agrestes, bellas y a la vez conocidas como paraíso de los pescadores.
Temprano en la mañana, con entusiasmo, con nuestro equipo de pesca y abrigo sobre el automóvil, partimos. Tomamos la ruta 250 hacia el sur y fueron apareciendo escenarios magníficos que quedaron atrás en busca de nuestro objetivo. Encontramos miradores, ríos y bosques espesos hasta llegar a Trevelín y luego seguimos por la ruta provincia 17, donde en el kilómetro 19 tomamos hacia la laguna Rosario.
Cerrada por la sierra Colorada y el cordón La Grasa, a la vera de la laguna existe una pequeña población indígena que tiene policía, escuela y despensa. Los tejidos artesanales mapuches con lana virgen fueron el principal atractivo de nuestro paso.
Siguiendo hacia el sur encontramos Corcovado, una localidad cuyas actividades básicas son las ganaderas y las forestales. Existe allí un cruce de caminos y por uno de ellos se accede al paso internacional hacia Chile por las localidades de Carrenleufú y Palena. También une con la ruta que lleva al lago Vintter y a Tecka, si se atraviesa la estepa.
Tanto el lago Vintter como el río Corcovado son muy apreciados como pesqueros y los amantes de sus salmónidos llegan de múltiples lugares del mundo. Un ejemplo es una inmensa trucha de 17 kilos y casi un metro de largo que se muestra en los salones de la hostería Rucu Leufú y que fuera obtenida en las cercanías unos años atrás.
El lago cruza la frontera hacia el lado chileno, donde es conocido como Palena. Su color es de un azul intenso y suele tener enormes olas, producto de los vientos de la zona. Las playas son de canto rodado y en su orilla norte se observan bosques. Allí suelen cobijarse quienes llegan a acampar con sus cañas de pesca e ilusiones de sacar una buena pieza.
Luego de realizar unos 140 kilómetros, nuestro destino fue la estancia Lago Vintter, un paradisíaco lugar para pasar unos días en contacto directo con la naturaleza. Cristalino e inmenso, el Vintter atraviesa la cordillera de los Andes y da nacimiento al río Corcovado, que finalmente desemboca en el océano Pacífico.
Largas charlas sobre fontinalis y truchas arco iris convirtieron el final del día en una buena excusa para una cena entre amigos. Al día siguiente volvimos a levantarnos temprano para no perder la posibilidad de otros buenos piques y afirmar que recorrimos uno de los más conocidos e importantes pesqueros patagónicos.