Maravillosos acuarios y una increíble muestra de caracoles hacen del Museo del Mar un lugar único en la costa atlántica y uno de los pocos en su clase en América Latina.
En la cima de la loma Stella Maris, a sólo 15 minutos de caminata desde el centro de
Mar del Plata, se encuentra el
Museo del Mar que
recrea gran parte de la riqueza del ecosistema marino.
Los creadores de este emprendimiento científico y cultural que enorgullece a la ciudad son sucesores de don Benjamín Sisterna, un coleccionista que por más de 60 años se dedicó a estudiar y recolectar caracoles. A modo de homenaje a su extraordinaria labor y legado, el museo del mar exhibe una increíble muestra de 30.000 caracoles entre otros tesoros marinos.
Moderno y didáctico, el museo de divide en diferentes niveles, especialmente pensados para comprender y apreciar la muestra exhibida. En la planta baja, se sitúa el nivel de encuentro, con un amplio mapa que describe los sitios explorados por el coleccionista Sisterna, el auditorio y el café Gloria Maris, rodeado de acuarios y vitrinas que transmiten la magia del mar.
El nivel del nácar se divide en dos áreas. En la parte histórica del edificio se organizan exposiciones de arte contemporáneo y muestras culturales que principalmente se centran en la producción artística local y regional. En la sector nuevo del museo, se luce la mayor parte de la colección de caracoles, dispuestos en varias vitrinas y acompañados de información complementaria.
Le sigue el nivel de las rocas: una especie de caverna inmersa en el agua con un estanque central habitado por pequeños organismos marinos, que se conecta con los acuarios del primer nivel.
Por último el nivel del cielo ofrece un mirador interno que expresa la concepción integradora del museo. Además, desde la terraza se puede admirar una hermosa vista de la ciudad hasta el horizonte marítimo.
Un hombre enamorado del mar
Como hacíamos referencia, la historia de este museo está íntimamente ligada a la vida de un hombre: Benjamín Sisterna. Benjamín había nacido en 1914 lejos del mar, en la provincia de Santa Fe. Pero a los 18 años, su hermano que estaba cumpliendo el servicio militar en el sur le envío una caja con 15 caracoles. Curioso y autodidacta, Benjamín quedó fascinado por la belleza de estas criaturas y desde entonces se dedicó a alimentar esta pasión que lo llevó a recorrer los lugares más recónditos en busca de ejemplares. Luego de 26 viajes alrededor del mundo, explorando mares y playas exóticas, logró reunir nada menos que 30.000 piezas, algunas que alcanzaban un récord mundial en tamaño. En la actualidad, el Museo del Mar las exhibe como verdadero patrimonio de la ciudad.