El vuelo a baja altura conecta con cada aspecto de la ciudad y su entorno, plagado de cordones montañosos, cursos de agua y canales marítimos de gran belleza escénica.
Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, siempre atrajo por el protagonismo de su geografía imponente. A toda su magia se suma la posibilidad de realizar un vuelo en helicóptero junto a Heliushuaia, expertos en la materia.
Un grupo de pilotos avezados lleva adelante un proyecto que permite a los turistas llevarse el mejor recuerdo: conocer los alrededores desde la atmósfera terrestre. Tomamos este tour privado y despegamos desde la pista del antiguo aeropuerto ushuaiense.
Las condiciones del día eran favorables y después de una charla técnica y los últimos preparativos del viaje, sentimos un hueco en el estómago que nos anunció la partida. Suspendidos en el espacio, la primera impresión fue notar qué cerca e imponente se veía todo el paisaje: el centro, la bahía, el puerto y el canal de Beagle estaban frente a nosotros como nunca los habíamos visto.
La aeronave ganó altura para dirigirse al valle del río Olivia y al monte del mismo nombre. Segundos después conocimos los montes Susana y Cinco Hermanos. Las maniobras del Robinson 44 eran rápidas, muy silenciosas y con cambios de frente continuos.
Nuestro guía nos fue informando de los nombres de los cordones montañosos, islas y rincones inhóspitos que conformaban las vistas fueguinas. “Este aparato es ideal para vuelos de avistaje. Las ventanas permiten una visibilidad excepcional hacia sus tres lados, sin interferencias.”
Nos sorprendió el valle Carbajal y sus turbales de colorido intenso y, poco más adelante, la laguna Esmeralda hizo honor a su nombre con sus aguas provenientes del glaciar Ojo del Albino. Este punto es uno de los más apreciados entre los que llegan a Ushuaia para realizar trekking y acampes.
Siguiendo el trazado de la ruta 3, en el valle de Tierra Mayor, encontramos los centros invernales famosos por sus pistas de esquí de fondo y alpino. Allí, en pleno invierno, las distintas actividades sobre la nieve atrapan la atención de esquiadores.
El helicóptero bajó su nariz y tomó rumbo de regreso hacia el canal de Beagle. Atravesó la cordillera de los Andes por el valle del río Encajonado hasta depositarnos suavemente sobre la cumbre del cerro Le Cloche, a 1.300 metros de altura. Hicimos una parada y, al bajar, no podíamos creer lo que teníamos ante nuestra vista: un punto panorámico de 360 grados que nos puso en contacto con lo más sorprendente del lugar.
Con frío intenso y un silencio maravilloso, disfrutamos esos minutos al aire libre; la ciudad lucía pequeña pero deslumbrante bajo nuestros pies. Los cordones montañosos, el color del mar y la complejidad de la geografía dejaron su huella en nuestro espíritu.
Finalizamos este paseo ecológico en el mismo punto de inicio: el aeropuerto. Sin contaminar el ambiente, el helicóptero y su piloto seguirán surcando los cielos fueguinos y generarán momentos tan imborrables como los que vivimos nosotros.