El Mercado es uno de esos lugares que logra proponernos un viaje al pasado para ver con los ojos de los pioneros que llegaron a la Villa y comenzaron a instalarse y darle vida.
Recuperar la mística de la Villa
Patricio James tuvo la idea desde hace décadas y la guardó en lo más profundo de su corazón durante años, hasta que fue el momento para sacarla a la luz, para materializar su sueño.
En tiempos en que no existían ni Facebook ni Twitter, Villa La Angostura siempre tuvo una mística que logró generar una infinidad de seguidores, testigos de su crecimiento, de sus prodigiosos paisajes y de las costumbres de los pioneros que la fueron levantando.
Paisajes como la boca del río Correntoso y su hotel mirador, el cerro Bayo, el lago Nahuel Huapi, junto a puntos emblemáticos como Bahía Manzano o la península de Quetrihué y su famoso bosque de arrayanes o la singular Fiesta Anual de los Jardines y la tradicional Feria de Artesanos comenzaron a hacerse conocidos en las grandes ciudades de Argentina y del mundo.
A la Villa (como la siguen denominando sus vecinos), cuyo ícono fue siempre la Av. Arrayanes y la estación de servicio del ACA, le sucedió lo que le sucede a todas las ciudades del mundo: cambios generacionales que van modificando las costumbres de sus pobladores y de sus turistas de siempre.
Quienes habitaron la Villa en sus primeros años afirman que apenas un puñado de lugares servían de encuentro a sus pobladores y que con el correr de los años estos se fueron perdiendo hasta desaparecer.
Volver al pasado y encontrarnos
Respetando el clásico estilo arquitectónico de la ciudad de madera y piedra, hoy el Mercado intenta recuperar esos tiempos gloriosos. Lo antiguo y lo nuevo se unen para generar un nuevo atractivo turístico del que está hablando todo el mundo que llega a esta ciudad.
Cuando le preguntamos a Patricio James qué significaba el Mercado, nos dijo sincero: “El Mercado es un acto de amor, amor por Villa La Angostura. Nuestro sentimiento fue mejorar la calidad de Angostura. La Villa no tenía un lugar de encuentro, y la vida social de los turistas era escasa, mínima. Hoy, a partir del Mercado y sus propuestas, la actividad social del turista cambió, hay un nuevo espacio para relacionarse”, y solo hay que entrar para darnos cuenta de que lo que dice Patricio es real.
El Mercado, Paseo Encantado se ubica sobre la Av. Arrayanes 450 y ocupa una superficie de 14 hectáreas, divididas en cuatro manzanas recorridas por parejas y familias que quedan maravilladas por esta maravillosa obra arquitectónica.
Resulta imposible resistirse al centro comercial y sus locales gastronómicos, al igual que al pub St. James, que se convirtió rápidamente en el elegido por todos para después de la cena.
Comercios varios o hasta la ya famosa pista de patinaje sobre hielo invitan a conocer el paseo y, una vez que se lo hace, es imposible no querer volver.
Ni hablar de los departamentos… Únicos
“Lo que hicimos fue volver al origen, a la Patagonia de nuestros pioneros. Construimos todo el Mercado con maderas recicladas, de conventillos, de demoliciones, trajimos marcos, ventanas, puertas, maderas, pisos, absolutamente todo, y armamos una carpintería con artesanos locales y fue gracias a estos talentos que el lugar comenzó a nacer, a tomar vida”, sigue rememorando Patricio, con un orgullo que emociona escuchar.
El Mercado también posee un lugar para alojarnos. Manuela, la hija de Patricio, nos cuenta que por ahora son catorce los departamentos y que todos se construyeron para alquiler temporal. De más está decir que son hermosos, y que basta con abrir la puerta de cualquiera de Los Departamentos del Mercado para entrar en un mundo mágico donde la onda “vintage antiguo” logra enamorarnos.
Muebles impensados, hechos sin dudas con amor primero y con técnica después, aberturas que permiten mirar hacia fuera y sobre todo enaltecer el adentro. Todo pensado para recuperar el pasado y volverlo presente, para que las nuevas generaciones entiendan que lo viejo también fue bueno, incluso mejor.
Al Don Pirulero, cada cual atiende su juego…
Tanto de día como cuando llega la tarde y comienza la noche, El Mercado recibe a la gran cantidad de visitantes que llegan a él por las distintas atracciones que guarda.
Ya hablamos de St. James Pub, el lugar de encuentro cada noche. Un bodegón bautizado El Metejón es ideal para comer una exquisita parrilla. Para los más chicos, el lugar se llama El Cruce, una fantástica hamburguesería donde lomitos, hamburguesas y papas fritas hablan por sí mismas.
Las Delicias del Mercado es una casa de té que recrea el ritual inglés, con dulces y tortas caseras increíbles que aportan color y sobre todo sabor cuando el reloj marca las 5.
Quienes están decorando su casa no pueden dejar de entrar en La Mapuche, un sitio donde reina el buen gusto y en el cual viven objetos que lentamente comienzan a migrar al destino de cada visitante.
Un alquiler para esquiadores, casas de ropa e indumentaria, un lugar para jugar al paint ball y practicar bungee saltarín, un futuro museo y una galería de arte son algunos de los espacios que también forman parte del complejo.
La Pista de Patinaje o lo mejor que le pasó a la Villa
En la Villa el lugar de encuentro de las generaciones más jóvenes siempre fue alguna de las esquinas de la avenida principal o un comercio de moda, y allí se encontraban chicas y chicos a charlar, sin mucho que hacer. Hoy, la Villa tiene su propio lugar para encontrarse y, encima, practicar un deporte o actividad física.
La Pista de Patinaje sobre hielo se transformó en el punto de reunión de chicos y grandes, que se acercan a divertirse y a dar vueltas sobre el hielo, hablar con amigos, escuchar música o incluso con la esperanza de formar parte del futuro equipo de hockey sobre hielo del pueblo. Algo que llegará muy pronto.
Al igual que el resto del Mercado, la pista de patinaje es hoy uno de los atractivos turísticos que quien visite la Villa no puede dejar de conocer.
Hay veces en que los sueños se hacen realidad, y ante la pregunta del principio, de cómo se deja una huella en la ciudad que se ama, el Mercado es sin dudas la mejor respuesta.
¡Felicitaciones, Patricio!