Debe su nombre a miles de rocas con forma de flechas al cielo que le aportan una fisonomía inigualable a este paisaje salteño.
Partiendo de la ciudad de Cachi, se puede disfrutar este paisaje inigualable, que por momentos hace que nos sintamos en latitudes inverosímiles, como si se tratara de un cuento de Ray Bradbury.
Apenas salimos de la ciudad nos encontramos con lo que en los últimos tiempos pasó a conocerse como “la ruta de los artesanos”, un lugar perfecto para entender a los pobladores locales y parte de sus labores cotidianas, entre ellas las que realizan con sus manos.
Es posible ver cómo distintas familias trabajan en sus casas para dar vida a los famosos ponchos salteños. Y esta actividad, que antes se desarrollaba puertas adentro, hoy se incorporó a la oferta turística.
“Se puede entrar a las casas de los artesanos y ver cómo lo hacen, la rapidez con la que tejen”, explica el guía y así, luego de saludarnos, intercambiar abrazos y besos, casi sin pensarlo nos encontramos dentro de una de estas casas que permiten viajar a un mundo indescriptible de colores y texturas norteñas.
En una de estas casas se realizaron distintos ponchos que hoy usan famosos, entre ellos el actual papa Francisco. El autor de esta obra maestra fue el artesano seclanteño "Tero" Guzmán (hoy fallecido), quien además de ofrendar su prenda al actual pontífice, ya había confeccionado uno igual para Juan Pablo II. Ambos lucidos con orgullo en el Vaticano.
Hoy se continúan tejiendo estos ponchos que se exhiben dentro de las mismas casas y al aire libre para gran cantidad de visitantes, que muchas veces dejan encargada su confección durante meses, sabiendo que de este modo los espera un nuevo viaje a Salta.
No por nada las leyendas y anécdotas de los ponchos salteños que recorren el mundo hasta lugares impensados han comenzado a multiplicarse cada día.
De nuevo en el camino, si existe un punto exacto para marcar la presencia de las formaciones que íbamos a ver, es el kilómetro 4.380 de la famosa ruta 40. Las rocas puntiagudas como afiladas puntas de flechas que apuntan al cielo se divisan a ambos lados de la ruta.
Basta con detenerse una y otra vez para apreciar la perfección y minuciosidad que tuvo la naturaleza para crear este escenario maravilloso, donde incluso pareciese que las aves que merodean el lugar guardan cierta distancia cautelosa para no pasar tan cerca de estas piedras.
La ruta 40 fue reconocida no solo por los santuarios y paraísos turísticos que alberga en todo su recorrido, sino también por los personajes irrepetibles que la han recorrido e incluso la hicieron famosa. Entre estos se encuentran el escritor y periodista Federico Kirbus y su fiel compañera Marlú Kirbus, quienes además de recorrerla cientos de veces por más de medio siglo, dieron vida a distintos libros que actualmente logran que turistas impensados se acerquen hasta aquí. Quienes tuvimos la suerte de conocerlos sabemos que uno de los rincones que más amaron de la interminable ruta fue este.
La Quebrada de las Flechas debería llevar el nombre de ambos. Más que reconocimiento, sería un acto de justicia por todo lo que estos dos personajes le aportaron a este lugar, de por sí ya mágico.
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