Este museo exhibe, expandida, la que fue la colección de su morador, el escritor argentino Enrique Larreta, admirador del arte y el mobiliario español del renacimiento y el barroco. También permite una visita a su jardín andaluz.
Sobre la calle Juramento, a una cuadra de la avenida Cabildo, en el corazón comercial y efervescente del barrio de Belgrano, se encuentra este museo que alguna vez fue el hogar del escritor modernista Enrique Larreta. Recorrerlo es casi como recorrer un museo europeo: está enteramente dedicado a España.
Un hombre y su casa
La casa en la que hoy se encuentra el museo fue construida en 1886 por el arquitecto Ernesto Bunge con un estilo de aires mediterráneos. Se encontraba en aquel momento rodeada por una gran quinta. En 1894 fue comprada por Mercedes Castellanos de Anchorena y más tarde la heredó su hija Josefina, esposa de Enrique Larreta.
Cuando a principios del siglo XX Larreta volvió a instalarse en Buenos Aires después de trabajar como diplomático en Francia, trajo consigo una gran colección de arte y mobiliario español para decorar su nuevo hogar.
Un hombre y su arte
Importante figura de la intelectualidad de su época, Larreta fue reconocido fundamentalmente por su novela histórica La gloria de Don Ramiro. Esta amplia colección que se exhibe hoy en el museo tuvo su origen en la misma época en la que el autor había comenzado su largo trabajo de investigación para prepararse para escribir esta novela.
España y su arte
Dentro de las paredes de este museo (en gran estado de conservación, al igual que los pisos de madera y los cerámicos) encontramos una vasta colección de esculturas hechas con madera y policromadas, y también de pinturas.
Larreta se interesaba fundamentalmente por el período renacentista y barroco, y por tanto casi la totalidad de las piezas expuestas son de temática religiosa. Se destaca el retablo en honor a Santa Ana. También encontramos piezas relacionadas con la nobleza y con la guerra, como auténticas armaduras y armas de distintos tipos.
El verde y los senderos
Pero uno de los atractivos más interesantes de este museo no se encuentra en el museo mismo: se trata de su jardín.
Ya sea por una puerta lateral o a través del museo mismo, se puede acceder a este jardín de estilo andaluz que nos ofrece una experiencia única. Senderos que se cruzan y nos guían, arbustos bien cuidados, especies vegetales exóticas, diferentes esculturas, fuente y mosaicos de reminiscencias moriscas. El jardín cuenta con numerosos bancos en los que el visitante puede sentarse y simplemente disfrutar.
El jardín de por sí justifica una visita. En una ciudad cada vez más gris, cada vez más grande, cada vez más ruidosa, este espacio parece casi un milagro, un suntuoso vestigio de otros tiempos en los que un hombre podía simplemente acomodarse en un banco bajo la sombra de los árboles. De pronto los detalles explotan.