A lo largo de las once estaciones del Tren de la Costa encontramos mucho más que un viaje hacia el Tigre, final del recorrido. El viaje ofrece múltiples formas de entretenimiento y disfrute para grandes y chicos en cada una de las estaciones donde para el tren.
De vagones verdes como recién pintados, con aire acondicionado en su interior y azafatas bilingües, además de asientos que invitan a sentarse y grandes ventanales que invitan a mirar hacia fuera, el Tren de la Costa es uno de los pequeños lujos con que cuenta
Buenos Aires. Nos permite conocer su zona norte de una manera diferente, siempre bordeando el Río de la Plata. Esto en sí mismo ya es un paseo más que atractivo para descansar del trajín cotidiano de
la ciudad y más aún si agregamos los numerosos atractivos que esconden cada una de sus estaciones, en un recorrido que parte de Vicente López y termina en el
Tigre, a orillas del hermoso y místico delta. Desde allí es posible tomar alguna de las embarcaciones y lanchas colectivos para internarse en las laberínticas islas. Volviendo al Tren de la Costa: cada una de sus estaciones tiene su propia identidad.