La extensión de la costa y un movimiento de mareas que la deja al descubierto otorgan la posibilidad de practicar varios deportes junto a la espuma del mar.
En una breve caminata por su calles, notamos que su urbanización incluye muchas casas con amplios jardines y pocos edificios altos. Existen plazas bien arboladas y mucho verde que ofrece sombra en los veranos intensos; pero su principal atractivo está en la ribera.
Nos acercamos a la costa, realizamos una intensa caminata durante toda la tarde y tuvimos otra visión de sus mesetas circundantes. En esas anchas orillas de arena firme y fina, los más jóvenes practican habitualmente deportes playeros y náuticos. Miramos un partido de beach voley mientras por el agua se desplazaban kayaks y motos de agua. El viento de la zona es el principal motor de dos actividades muy comunes: el windsurf y carrovelismo. Los lugareños son fanáticos de este último y son famosas las competencias nacionales e internacionales que tienen lugar allí.
Después aceptamos la invitación de pasear en un cuatriciclo, un medio de trasporte común entre la gente del lugar y que vimos estacionados en casi todas las casas. Disfrutamos de la hermosa sensación de sentir la brisa en la cara y el ronroneo de su potente motor.