De ramos generales a Museo Don Moisés

En el centro de Junín de los Andes, un histórico espacio convertido en museo privado homenajea a uno de sus pioneros y nos acerca a los usos y costumbres de épocas pasadas.

“¿Quiere saber cómo era un almacén de campo décadas atrás? Visite el Museo de Don Moisés, donde han quedado el recuerdo de los paisanos de la zona y muchos de los utensilios utilizados en otras épocas.” Esa fue la invitación para conocer el recinto que aún es de la tradicional familia Roca Jalil de Junín de los Andes. Hicimos una llamada telefónica previa para asegurarnos de que nos podían recibir y al llegar fuimos atendidos con amabilidad para conocer su historia.

Se lo conoció como “La flor del día” y en sus últimos años detrás de sus mostradores siempre estuvo la figura de don Moisés, que recibía a proveedores y parroquianos. Él sabía quiénes llegaban de lejos y qué iban a comprar, personalizando la venta.

El padre de don Moisés había llegado a Neuquén desde Mairuba (Líbano) en el año 1900. Su nombre era Simón Roucouz y al principio vivió con su familia en el paraje San Ignacio entre 1911 y 1914 y luego en Quilquihue. Finalmente, se instaló en Junín de los Andes para afincarse definitivamente.

  • En el centro de Junín de los Andes

    En el centro de Junín de los Andes

  • Usos y costumbres de épocas pasadas

    Usos y costumbres de épocas pasadas

Donde hoy funciona el viejo hospital instaló su primer negocio de ramos generales, acopio de frutas y compra y venta de hacienda. En el año 1929 se construyó el edificio de San Martín y Coronel Suárez, donde el almacén creció en mercadería y clientes hasta que en 1982 cerró sus puertas para siempre.

Caminamos entre sus mostradores y las 400 piezas que aún perduran en los estantes. Matras, fajas y ponchos de distintos colores y dibujos; alfarería y madera mapuche; documentación de la Conquista del Desierto que incluye armas y papelería firmada por Julio A. Roca; espuelas, estribos, aros, bombillas se suman a tinta para plumas y planchas a gas. Todo se conservó en esa vieja tienda como homenaje a los inicios de la ciudad.

Nos detuvimos a escuchar los interesantes relatos que surgían de cada uno de esos elementos, para comprender lo indispensable que fue “La flor del día” para esa antigua ciudad. También nos acercamos a algunos de sus primeros habitantes que, provenientes de países lejanos, optaron por aquerenciarse en la Patagonia.

Autor Mónica Pons Fotografo Dirección de Turismo de Junín de los Andes

HorarioHorario: Días de semana por la mañana y la tarde; sábados por la mañana (confirmar por teléfono).
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