Deambular por sus caminos significa internarse en un laberinto de kilómetros y kilómetros de plantaciones de vides, lomadas increíbles y la historia viva de sus vinos.
El Valle de Uco es el corazón productivo de una comarca dedicada a la obtención de vinos de alta gama que regala, además, un clima sensacional con muchas horas de sol. Por eso, transitar por sus caminos en auto es un placer que debe formar parte de una visita a la ciudad de Mendoza.
Decidimos tomar la ruta nacional 40, que surca el valle por su parte más baja. Conocida como Portal al Sur, está flanqueada al oeste por el Cordón de Plata y al este por una zona desértica. Es tierra con historia y con una vida rural que permite cruzarse con gauchos a caballo, aun en zonas más urbanas como Tunuyán y San Carlos, ciudades donde las calles tienen ritmo de siesta.
Posteriormente, nos dirigimos hacia el oeste para recorrer algunos caminos que, a partir del Manzano Histórico, surcan el piedemonte hacia Tupungato y Potrerillos. Sobre la ruta provincial 89, las bodegas se suceden unas a las otras en la llamada Ruta del Vino. Bodegas nuevas con gran avance tecnológico y gran inversión de capitales han desarrollado sus proyectos en esta zona. Algunas abren sus puertas a la curiosidad de los turistas, avezados o no en las tentaciones que ofrecen sus degustaciones.
Las grandes etiquetas de las bodegas Salentein, Domaine Bousquet, The Vines of Mendoza, Andeluna, Clos de los 7, Atamisque, Pulenta Estate son las que acompañan estos accesos sembrados de sabores y aromas de los vinos de altura.
El camino se presenta zigzagueante y trepa en forma constante hacia un mirador natural sobre la comarca, para luego descender nuevamente. En el punto más alto se encuentra la escultura del Cristo Rey con sus casi treinta metros de altura.
Es imprescindible visitar algunas de las bodegas del Valle de Uco e interiorizarse con la cultura deslumbrante de sus producciones. Para ello, se organizan recorridos por distintos tipos de establecimientos, que se complementan con un almuerzo exquisito al borde de los viñedos.
Mientras disfrutábamos del itinerario, incorporamos algunos conocimientos básicos. Fue interesante saber que se está perdiendo el miedo al reconocimiento de los vinos; sommeliers muy jóvenes guían al inexperto para acercarlo al tipo de vino que más se ajuste a su paladar. La idea es que el vino más apreciado es aquel con el que más congeniamos.
Aprendimos además que se puede ser productor de uva o elaborador de vino en forma independiente, o estar a cargo de todo el proceso desde el viñedo hasta la comercialización. Incluso las bodegas grandes suelen comprar parte de sus uvas o disponer de ingenieros agrónomos que manejan un viñedo alquilado, el cual toma las decisiones de avance de crecimiento hasta la cosecha.
Las vistas espectaculares, el horizonte con sus mejores colores, las nieves eternas del volcán Tupungato a la vista son la compañía perfecta para un recorrido entre uvas de distintas cepas. ¡Admirable e ilustrativo, el Valle de Uco!