Los autos, ese invento que tiene poco más de un siglo, siempre despertaron pasiones: en el museo del Automóvil Club Argentino pudimos ver distintos ejemplares de autos antiguos y de carrera.
Pasión sobre ruedas: desde su invención hasta hoy estas máquinas poderosas y veloces despertaron la fascinación. Todavía son objeto de culto y si bien las novedades no faltan, podemos también dar una vuelta por el pasado del automóvil y del auto de carrera.
Siguen rugiendo
No deja de ser significativo que este museo se ubique en la sede central del Automóvil Club Argentino, institución emblemática del automovilismo en Argentina, asociada no solo a las carreras de autos, sino también al trazado de rutas en todo el país y a su red de servicios que aún hoy forma parte de la vida cotidiana de muchos conductores.
Nosotros entramos por la puerta principal del edificio, que da a avenida del Libertador, y por el ascensor llegamos al primer piso, en el que se encuentra el museo. Sin embargo, también es posible acceder a él desde el otro lado, por la puerta que da a la sección de servicios, donde las personas dejan sus autos para que les realicen mantenimiento y refacciones.
Y así, casi sin quererlo, uno puede encontrarse entre estas joyas del pasado que, desde comienzos remotos hasta autos de alta velocidad de la década del ´70, nos ofrecen llevarnos a dar una vuelta por otros tiempos, otras glorias.
No solo autos
Pero este museo no contiene solamente autos. Sus paredes están tapizadas con fotografías, hojas de diario, actas y recuerdos, todos relacionados con la historia del Automóvil Club Argentino y las carreras de autos en la Argentina.
También encontramos distintos artefactos como antiguos carteles de ruta, bombas de aire y gasolina, trofeos de todos los tamaños, cascos y una serie de vitrinas en las que se exhiben pequeños modelos de autos.
Como era de esperarse, buena parte de las imágenes y textos en las paredes están dedicados al homenaje de distintos corredores argentinos, y fundamentalmente uno, el más grande: Juan Manuel Fangio.
El museo no ocupa mucho espacio, pero cada metro está saturado de detalles e información que harán las delicias de los fanáticos de las cuatro ruedas y que podrían llegar a interesar a más de uno de los que creen que un auto es simplemente un medio de llegar de un lado al otro.