BAFICI 2020: Bs. As. Festival Internacional de Cine Independiente

Empieza a correr la voz: se acerca otra vez a la ciudad el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) y los fanáticos intentan conseguir algún avance de cuál será la programación de este año. Finalmente, se anuncian películas y horarios, y comienza la venta de entradas. Se ha desatado el festival.

Hablar sobre el BAFICI es casi imposible. Si una vez que este torbellino de cine ya dejó la ciudad cualquiera hace la prueba de hablar con otra persona que haya ido, podrá comprobar que es como si cada uno hubiera ido a un festival distinto.

Conviene, entonces, partir desde una premisa: no vamos a llegar a ver ni una parte de lo que queríamos. Pero también hay otra realidad que no es menos cierta: en este festival las sorpresas no faltan y es seguro que más de una vez saldremos habiendo descubierto mucho más de lo que esperábamos al entrar.

Ya con el festival inaugurado, comienzan a aparecer las colas frente a las boleterías y para entrar a las salas. Poco a poco se va sumando la gente. Los que habían comprado sus entradas antes, pasan directo. Los que no, compran en el momento, eligen al azar, sacan lo que encuentran y de pronto empiezan a aparecer las funciones agotadas.

¿Por qué recomendar, entonces, una experiencia que por momentos nos sumerge en océanos de gente, que trae frustraciones por lo que no llegamos a ver, por esa película para la que no conseguimos entradas, que nos puede alcanzar bellezas inesperadas del séptimo arte a la vez que atarnos frente a experiencias atroces (curioso: para cada cual esas experiencias son diferentes), que nos quita el sueño o las horas de vida?

Podemos dar dos respuestas y que cada quien elija la suya.

Por un lado el BAFICI es una ventana a todo un nuevo cine: el cine que se está haciendo y el cine que no llega a las salas de exhibición comercial. No se trata solo de ver lo último de lo último (aunque eso también), de ver lo que se filma en países a los que normalmente no tenemos acceso (aunque eso también): el BAFICI cuenta con secciones de retrospectivas, clásicos, diálogo, encuentros con diferentes figuras que se acercan a Buenos Aires para participar de este evento.

Y por otro lado, el BAFICI es un fenómeno particular y que con razón cada año sigue creciendo. Las hordas de gente, las horas, las películas, las salas, el deambular de un rincón a otro de la ciudad para cazar otra película. El festival es una experiencia en sí mismo.

Cosas que no podrían pasar en otro lugar pasan entonces. Una energía especial de la pasión en común que es el cine. Una pasión que por unos pocos días se despliega otra vez como era antes y como puede ser todavía. Y de pronto nos encontramos frente a situaciones que parecían extintas: entrar a una sala oscura sin la menor idea de qué es lo que vamos a ver, charlar por los pasillos con perfectos desconocidos para ver qué opinaron de la última película, discutir apasionadamente por una película que merece ser defendida.

Es cierto, el BAFICI puede ser terrible y extenuante, pero vale mucho la pena. Y ocupa poco más de una semana al año.

Más información en el sitio oficial del BAFICI 2020.