El Museo Severo Vaccaro es un museo atípico. Entre sus ilustres personajes encontramos cómics y caricaturas del mundo de la política y del espectáculo. Un lugar para grandes y chicos.
El emblema del Museo de la Caricatura Severo Vaccaro es una cabeza de burro junto a un rey y fue creado por el humorista e historiador Siulnas.
El Museo de la Caricatura nació a principios del siglo XX casi por casualidad en la antigua casa de cambio de divisas llamada Vaccaro ubicada en Av. de Mayo al 600. La amistad que unía a Severo Vaccaro con Eduardo Álvarez, famoso caricaturista de esa época, lo acercó a los grandes dibujantes del momento y ahí empezó esta historia que se convertiría en museo con el paso de los años.
Las paredes de la Casa Vaccaro fueron poblándose de obras a las que el tiempo les regaló el valor del reconocimiento y así se transformaron en un lugar de culto para los amantes de la caricatura.
Recién tras la muerte de Severo, en el año 1945, su hermano menor Vicente tuvo la genial idea de crear con esa colección de dibujos un museo donde la sonrisa fuera permanente y el humor porteño, moneda corriente.
La exposición de originales caricaturas fue creciendo a medida que los autores de los dibujos, así como quienes habían sido caricaturizados, comenzaron a donar trabajos. Pero la muerte de Vicente Vaccaro llevó lamentablemente a que tiempo después la casa de cambio fuese demolida, por lo que el material en exhibición se trasladó a la casa paterna de la familia, en la calle Estados Unidos al 2100.
Mudanza con mucho humor
La sede capitalina de Lima 1037, donde actualmente funciona el museo, se inauguró en 1981 gracias a Luis Fernández Vaccaro (presidente de la Fundación Severo Vaccaro) y al historiador y humorista gráfico Oscar Vázquez Lucio, más conocido como Siulnas. Pero a finales de los ’90 la crisis económica del país obligó al museo a cerrar sus puertas por tres años. La colaboración de Marcelo Niño, investigador del humor gráfico y la historieta, contribuyó a la reapertura de este templo del humor.
El 18 de diciembre de 2002, con la presencia de 90 dibujantes de todas las épocas, entre ellos Garaycochea, Dobal y Solano López, el Museo de la Caricatura dijo nuevamente “presente”. Desde ese momento, el visitante puede recorrer las seis salas de exposición permanente con las que cuenta el Vaccaro viajando en el tiempo desde el año 1898 hasta nuestros días.
La planta baja se destinó a las salas 1 a 3, en las que se observan trabajos de fines del siglo XIX hasta de la década del ’60; mientras que las salas 4 a 6, en el piso superior, se exponen obras de la década del ’60 hasta de la actualidad.
En los salones se lucen diseños de Mayol y Eduardo Álvarez, entre otros, con originales de portadas de la revista Caras y Caretas. También encontramos dibujos de Divito, Faruk, Lino Palacio o dibujantes más cercanos como Caloi, Quino y Landrú.
Pero lo más importante es que este museo nada tiene de estático. En forma periódica se realizan homenajes a los grandes maestros del humor argentino y se dictan también talleres de historietas, ilustración, caricatura, humor gráfico y las novedosas manga (término japonés que significa “historieta”), a través de los cuales las nuevas generaciones otorgan un nuevo poder al lápiz y al papel.