Navegando el Río de la Plata

Durante dos horas se puede apreciar una cara poco vista de esta metrópoli porteña. Desde sus cubiertas, pasajeros de todas las edades descubren un nuevo y atractivo paisaje ribereño donde la naturaleza y el cemento urbano se fusionan entre sí.

Un domingo de primavera, después de almorzar, nos dirigimos hacia la dársena Norte en el barrio de Retiro. Alrededor de las tres emprendimos una escapada náutica por el río de la Plata.

Una vista poco usual de la city porteña nos mostró una cara diversa del puerto de Buenos Aires y de su costanera.
El paseo no sólo está orientado a los turistas que pasan por Buenos Aires.

Tuvimos oportunidad de compartir la excursión con muchos residentes que evidentemente gustan de pasear por esta bella ciudad. Se trata de una salida ideal para hacer en familia, que puede transformar una tarde cualquiera en una tarde fuera de lo común.

El nuevo catamarán Galileo Buenos Aires opera desde septiembre de 2002, promovido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para brindar una nueva alternativa turística en la ciudad.

Con un tamaño de ochenta metros de eslora y treinta metros de manga, transporta a más de doscientas personas. Cuenta con amplias cubiertas para tomar sol y para observar con detalles una cara de esta particular ciudad. Está provisto también de un amplio salón comedor, donde pudimos acceder a un bueno, aunque caro, servicio de bar. Como rareza, cabe destacar que podrán también degustar una buena parrillada al carbón, aquellos que opten por la salida nocturna de los jueves.

Las ansias de partir se incrementaban minuto a minuto. Padres, hijos y abuelos embarcaban de a poco. El calor del sol hacía que la gran mayoría se quedara en cubierta para poder vivir de una manera más activa el momento de zarpar.

El momento llegó. Algunos marineros desamarraron los cabos del catamarán y el capitán empezó a maniobrar para apuntar la proa río adentro. Muy paulatinamente fue incrementando los nudos de velocidad para recorrer por el lapso de dos horas este “mar” de aguas marrones.

Siempre estuvimos acompañados por la locución de una guía y así redescubrimos con lujo de detalles las torres de Catalinas, un lateral del lujoso Puerto Madero, las grúas y los containers del puerto y la costanera con su Club de Pescadores y su Aeropuerto Metropolitano.

A lo largo del viaje la gran mayoría aprovechamos para sacarnos fotos con un escenario poco común. Aunque sabíamos que estábamos navegando por un río, la sensación de tener un horizonte sin costa nos hacía sentir que flotábamos en una especie de mar sin olas.

Un poco antes de llegar a la altura de Ciudad Universitaria el navío viró ciento ochenta grados para retornar a puerto. Ya de regreso, la Reserva Ecológica dejó ver su cara oeste, mientras varios veleros se cruzaban a nuestro andar. Al igual que la salida, la llegada a tierra firme fue muy tranquila, mientras el atardecer se escondía entre los altos edificios de Catalinas.

Este paseo en catamarán es ideal para hacerlo en familia y con amigos. Una buena ocasión para juntarse y disfrutar con los de uno, sin necesidad de contar con un monto alto de dinero.

Como anécdota popular siempre se dijo que Buenos Aires era una ciudad de espaldas al río de la Plata. Con este tipo de emprendimientos turísticos, así como otros tantos que se están promoviendo hoy en día, se ayuda a que uno tenga un lazo más directo con el río de la Plata y de esta forma vivirlo más cotidianamente: desde sus deportes náuticos, hasta sus paseos ribereños.

La empresa que comercializa estas excursiones, Compañía Fluvial del Norte S.A., cuenta con un servicio para organizar fiestas privadas y corporativas.