En invierno, millares de pescadores de todo el país se dan cita en las mejores lagunas de Buenos Aires para pescar el pejerrey de laguna, tanto desde la costa como embarcado. Así es que las desoladas rutas de la provincia comienzan a cobrar vida para ser transitadas por excursiones de pesca o fanáticos particulares de todo el país que viajan durante toda la noche para llegar a los mejores pesqueros. Y por supuesto, cada año, por culpa de las inundaciones o desbordes de los ríos, aparecen nuevos ámbitos que pasan a formar parte de la agenda para los fanáticos del pejerrey.
Chascomús
Las encadenadas que pertenecen al partido de Chascomús están formadas por los espejos de Chascomús, el Burro, Adela y Chis Chis. Si bien la calidad de pesca disminuyó en relación a los años dorados de estas lagunas, todavía es posible pescar algunos ejemplares de pejerrey. En su mayoría no superan los treinta centímetros de longitud, pero teniendo en cuenta su cercanía con la ciudad de Buenos Aires -sólo cien kilómetros la separan de la metrópoli- resultan espejos de agua muy interesantes para realizar el viaje.
Lobos
Ubicada en la localidad de Lobos, a sólo cien kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, es la mejor laguna por su cercanía, pero no resulta fácil pescarla. Hay que embarcarse temprano y dirigirse hacia el medio del espejo y, con línea de fondo o paternoster, ubicar el desplazamiento de los pejerreyes, que la mayoría de las veces se realiza entre uno y dos metros, casi al ras del fondo. Con vientos suaves, las posibilidades mejoran. En estos casos, hay que acercarse hacia las orillas de juncos y, con línea de dos o tres boyas, tentar a los grandes pejerreyes que aún existen en el espejo.
San Miguel del Monte
Ubicada en la localidad de San Miguel del Monte, sólo ciento diez kilómetros la separan de la ciudad de Buenos Aires. Para pescar en sus aguas hay que embarcarse en alguno de los botes que se alquilan en el club de pesca local o en los alrededores de la laguna y hay que navegar dirigiéndose hacia el medio del espejo. Frente a la costanera local se han obtenido los ejemplares más grandes, y en la orilla de enfrente al espejo todavía es posible obtener algún ejemplar realmente importante.
Laguna de Gómez
Ubicada en la localidad de Junín, junto al casco urbano, las buenas chances de pesca, la excelente infraestructura y el fácil acceso, la convierten en un pesquero magnífico de pejerreyes para quienes no quieren transitar muchos kilómetros. Se puede pescar tanto de costa como embarcado, aunque en esta última modalidad, las chances de obtener mayores y mejores ejemplares aumentan notablemente.
Salada Grande de Madariaga
Ubicada en el partido de General Madariaga, famosa por sus pejerreyes de lomo negro y sus grandes matungos superiores al kilogramo, esta laguna es un referente obligado para los pescadores de pejerrey. La pesca se realiza desde embarcaciones o desde los botes que se alquilan en el club de pesca local, navegando por todo el espejo de agua hasta alcanzar los grandes y limpios claros que se forman entre la vegetación acuática, donde predomina la gambarrusa. Hacia allí hay que lanzar el aparejo de tres boyas encarnado con mojarritas plateadas y observar cómo los pejerreyes salen de los juncales para obtener su alimento.
Blanca Grande
Ubicada en el partido de Olavarría, es una laguna ideal para obtener pocos -pero grandes- ejemplares de pejerrey, que en muchos casos llegan a los dos kilogramos. Se debe actuar embarcado, navegando con motores eléctricos, ya que los fuera de borda están prohibidos para evitar cualquier forma de contaminación en sus aguas. La pesca se realiza en el medio de la laguna, en los juncales que la rodean y en la desembocadura del arroyo Brandsen, que es el afluente principal del espejo.
Hinojo Grande
Ubicada en el partido de Trenque Lauquen, es un gran pesquero de pejerreyes. Para alcanzar los más grandes ejemplares hace falta embarcarse, aunque la laguna también posee servicios para quienes decidan actuar desde la costa. Se pesca generalmente en las primeras horas del día y en las últimas horas de la tarde, ya que al mediodía la laguna tiende a plancharse y, en consecuencia, los pejerreyes no pican en superficie. En los últimos años se han registrado capturas realmente memorables, superiores al kilogramo.
Sauce Grande
Ubicada en la localidad de Monte Hermoso, esta laguna es un lugar mítico y "de culto" para los amantes de la pesca del pejerrey. Por los grandes ejemplares que le han dado fama durante años y por las destacables pescas que aún hoy se consiguen, sigue siendo destino obligado de las excursiones de pesca que la visitan todos los fines de semana del invierno. Pasan las temporadas invernales y la posibilidad de clavar ejemplares de más de un kilogramo en casi todo el espejo sigue siendo real.
Lagunas del Venado, del Monte, Cochicó y Alsina
Todas ellas conforman las encadenadas del partido de Guaminí. Esta serie de espejos son destino obligado de las salidas de pescadores de la zona y de numerosas excursiones que se acercan durante el invierno, procedentes de diferentes puntos del país, sobre todo de la provincia de Buenos Aires, de Córdoba y de Rosario. La pesca se realiza de costa, sobre las grandes piedras, tanto a fondo como a flote. En general, los pejerreyes que se obtienen no son muy grandes, pero son tantos que se convierte en un pesquero ideal para los que recién se inician en la pesca deportiva.
Chasicó
Ubicada en la localidad de Médanos, durante años fue un gran salitral. Pero las grandes crecientes de su afluente principal -el arroyo Chasicó- y las fuertes precipitaciones que se sucedieron la convirtieron en una gran laguna repleta de pejerreyes. Hoy se puede afirmar con fundamentos ciertos que, en cuanto a calidad y cantidad, es uno de los mejores espejos de la provincia de Buenos Aires para la pesca del pejerrey.
La primavera es una transición del frío al calor, por lo que resulta una estación muy difícil para pescar. Y esto no afecta a los que recién empiezan sino a todos los pescadores en general. La llegada de los primeros calores da origen a progresivos cambios climáticos que influyen también en los comportamientos del pescador. A diferencia de las crudas condiciones que se dan en el invierno, con temperaturas inferiores a los 0ºC, ahora sí el pescador encuentra eco para practicar su deporte favorito acompañado de su familia y amigos.
Atrás comienzan a quedar los fuertes vientos y los fríos del invierno. Y esto implica que especies como el pejerrey abandonen los tradicionales pesqueros, que a partir de ahora serán ocupados activamente por las especies de verano. Entre ellas, la tararira es la reina de todas las lagunas, ríos y riachos de la provincia de Buenos Aires.
Esta deportiva y cotizada especie es capturada no sólo con carnadas naturales, sino también con otras modalidades. Se destaca el spinning, que consiste en imitar con señuelos artificiales la natación o el desplazamiento de pequeños peces. Para ello se utiliza una caña de una mano de dos tramos, un reel frontal chico cargado con un nailon no mayor a los 0,30 milímetros y un pequeño leader de acero antes del señuelo, para evitar que el pez, con sus dentelladas, logre cortar la línea una vez clavado.
La lista de señuelos utilizables resulta interminable, ya que nuevos y distintos modelos aparecen al inicio de cada temporada. Pero en la valija de cualquier pescador de tarariras no deben faltar señuelos de superficie y media agua, como así también cucharas ondulantes y giratorias que se encargan de irritar con su paso al pez y actúan en zonas más profundas.
Cazadora por naturaleza, ataca todos los artificiales que el pescador le presenta, incluso insectos, por lo que también es posible pescarla con moscas en la modalidad fly cast. Para ello se utilizan líneas de flote con pequeños streamers o poppers que imitan pequeños peces que se desplazan con dificultad por la superficie del agua. Si se los trabaja correctamente, son atacados rápidamente por las tarariras que merodean el lugar.
La tararira es la especie típica del verano y es la provincia de Buenos Aires su lugar preferido. Activa en casi todas las lagunas de la provincia y a lo largo de toda la cuenca del río Salado, donde comparte territorios con la lisa, se la puede capturar incluso en afluentes y desbordes de pequeños canales, resultando su pesca la gran atracción de la temporada.
Aquellos que optan por las excursiones saben que, mientras viajan, el personal que atiende en las lagunas se encarga de tenerles todo preparado: el desayuno caliente, los botes anclados esperando en la orilla y las bolsas con mojarritas que usarán como carnada.
Y el espectáculo siempre se repite. Los pescadores llegan ansiosos cuando amanece y, enfundados en sus trajes de pesca amarillos, comienzan a bajar sus pequeños motores fuera de borda junto a valijas de pesca y cañas telescópicas. Y desayunan apurados, pensando solamente en subirse a los botes para empezar a pescar, que es para lo que vinieron desde tan lejos...