Famosa mundialmente por sus grandes lenguados, Mar Chiquita es una hermosa albufera marina. En los mapas, la laguna aparece como un alargado espejo de agua que corre paralelo al océano atlántico y de cuya separación se encarga una cadena de altos médanos. Tierras adentro, la laguna se ensancha y forma un verdadero mar interior, explicando en parte el por qué de su nombre. Allí es posible, además de pescar hermosos pejerreyes en invierno y grandes lisas y corvinas negras en verano, observar cientos de especies de aves que viven y migran dentro del microclima que les asegura el espejo de agua dulce.
Pero más allá de que dentro de la laguna la pesca sea buena, el pesquero por naturaleza es la boca de la albufera. Allí, un pequeño canal se encarga de unir la laguna con el mar y, de acuerdo al horario de las mareas, el agua entra del mar hacia la laguna o sale de la laguna hacia el mar. Esto es fundamental para ser tenido en cuenta por los pescadores que se acerquen, ya que la entrada o salida del agua determina la presencia de los grandes lenguados en la boca en busca de los cardúmenes de pejerreyes que ingresan o egresan de la laguna.
El mejor pesquero de costa se encuentra en la margen opuesta al poblado. Los lugareños brindan el servicio de cruzar a los pescadores en sus botes por una pequeña colaboración. La boca de la albufera es un sitio agreste y ventoso, y no existen servicios, por lo que el pescador deberá llevar todo lo que crea necesario para su jornada de pesca.
Los ejemplares de lenguado que predominan van de los 2 a los 10 kilogramos y los mejores meses para pescarlos son los de la temporada de verano.
Los pescadores deben engañarlo haciéndole creer que el pejerrey que pende de la línea se desplaza naturalmente. Se podría asegurar que la modalidad de pesca es el spinning con carnada viva. En este caso, pejerreyes de 10 a 15 centímetros que cuelgan al final de una línea, de la cual pende una boya tipo zanahoria que sostiene los dos anzuelos, uno triple y otro simple, que impiden que el engaño gire sobre sí mismo. Se utilizan para ello cañas de mar para largos lanzamientos, acompañadas de reels rotativos o frontales cargados con nailon de 0,40.
La carne del lenguado es exquisita. Los paradores o restaurantes de la zona ofrecen siempre "lenguado al roquefort" como plato del día, comprando previamente el pescado fresco a los pescadores de la boca.
La del lenguado es una pesca para los amantes de la sutileza. Este pez se mimetiza en forma perfecta con los suelos por donde se desplaza. Más que nadar, se podría decir que se arrastra. De fisonomía achatada, de un lado es de color marrón arenoso y del otro lado es totalmente blanco. Cazador perfecto por naturaleza, se pega al fondo de arena y espera el paso de los pejerreyes. Cuando considera el momento justo lanza su boca en forma de resorte sobre su presa, siendo sus ataques tan certeros que se podría afirmar que nunca falla. Una vez que es clavado, el lenguado lucha espectacularmente, obligando al pescador a estar concentrado plenamente si quiere arrimarlo a la costa.