La zona de Mar del Plata es sinónimo de pesca durante todo el año. Y es considerado un lugar de culto para los amantes de la pesca embarcada en el mar.
De Norte a Sur, los acantilados de Santa Clara y Camet muestran algunas de sus bondades a quienes prefieren pescar de costa durante la tranquilidad de las noches del verano, con la posibilidad siempre real de obtener grandes ejemplares de corvina negra y tiburones que superen los 100 kilogramos.
Dentro de la ciudad, la zona portuaria, con sus pequeños barcos comerciales amarillos, rojos y naranjas, y con sus restaurantes especializados en pescados y mariscos, anticipan lo que lobos, elefantes marinos y gaviotas indican a viva voz: el lugar es uno de los mejores pesqueros de la Argentina. Y esto no sólo se refiere a la pesca comercial. El paraíso se ofrece también a quienes elegimos pescar deportivamente.
Todos los años, cuando llegan los cardúmenes de anchoítas, las especies cazadoras de todo el litoral marino se acercan a Mar del Plata y sus alrededores. Este fenómeno suele ocurrir durante los meses de septiembre y octubre, por lo que durante la temporada estival la mayoría de las especies ya se encuentran en los bancos, en los pedregales o en los veriles que se forman en el fondo del mar. Y hacia allí se dirigen las excursiones con pescadores durante los meses del verano.
Para los que recién empiezan, una de las tantas ventajas que se tiene en la pesca embarcada es que no es necesario realizar grandes lanzamientos, basta con soltar línea hasta alcanzar el fondo y esperar el ansiado pique. Y es tan grande y variada la cantidad de especies, que muchas veces las líneas acusan piques antes de llegar al fondo, por lo que el pescador deberá estar atento siempre.
Entre las especies más buscadas por los pescadores en verano, se destacan ejemplares de salmones de mar, peces limón, meros, lenguados, pejerreyes, chernias, cazones, tiburones, corvinas, pescadillas, anchoas de banco, bonitos, gatuzos, peces palo y palometas. En invierno, los pejerreyes corno y escardón son los que se llevan los aplausos y elogios, tanto de los barcos que regresan de las excursiones como de los pescadores que prefirieron actuar desde costa.
Barcos místicos como el Fortuna y el Anabella, entre muchos otros, se encargan de hacer realidad los sueños de los pescadores: sinónimo de aventura, pescar embarcado junto a un grupo de fanáticos pescadores es una experiencia increíble e inolvidable. Embarcarse es internarse mar adentro junto al capitán de un barco que tiene años y tormentas de experiencia, pescados y anécdotas de pescadores, y que las puede compartir en cualquier momento con el resto de la tripulación.